Hace unas semanas, Netflix estrenaba The Keepers, su nueva apuesta por el true crime (lo que viene a ser la antigua crónica negra). Una serie documental de siete episodios que se inicia con la investigación del asesinato no resuelto de una monja en 1969 y que luego, tirando del hilo de ese crimen sin resolver, destapa una trama de abusos a menores dirigida por miembros del clero y ocultada luego por los estamentos eclesiásticos y la administración pública de Baltimore –ciudad donde pasaron todos los hechos.
Dirigida por Ryan White, The Keepers se erige en uno de los mejores documentales de investigación del año –no sería raro verlo nominado en la próxima edición de los Oscars como pasó con O.J.: Made in America–, y a continuación explicamos los porqués.
Un thriller con cliffhangers y giros inesperados
Siguiendo un poco la estela de Making a murderer, la estructura de The Keepers está planteada como si se tratara de un thriller cinematográfico. Y eso le da un empaque de muchos quilates. Es más, convierte la experiencia en algo adictivo. La manera en que presenta y dosifica la información, cómo hace partícipe al espectador de la investigación, esos giros inesperados que se producen a la mitad de muchos capítulos –dignos de un guionista de películas de suspense-, esos cliffhangers con los que finalizan muchos episodios –algo que hace que quieras ver el siguiente de forma compulsiva-, son dignos de filmes como Spotlight –The Keepers viene a ser la versión hardcore de ese oscarizado título- o La sombra del poder.
Otro aspecto que suma en ese sentido, son las excelentes recreaciones firmadas por Ryan White del crimen y demás acontecimientos reales. En algunos momentos hasta rozan el cine de terror puro.
Estados Unidos de pesadilla
Estamos hartos de ver películas norteamericanas donde un hombre o mujer humilde es capaz de tumbar a una multinacional por mala praxis de esta última; o historias de periodistas que destapan escándalos relacionados con las administraciones públicas o los lobbies de poder yanquis. El mensaje que nos quieren mandar parece ser el siguiente: en Estados Unidos, al final siempre se hace justicia. Pues bien, The Keepers dinamita esa visión idílica de la justicia americana y articula una tesis que dice justo lo contrario. Lo hace a través del caso del asesinato de la monja Cathy Cesnik y la posterior trama de abusos a menores que descubre, relacionada con ese crimen, liderada funestamente por un cura llamado Joseph Maskell.
El argumentario de la serie es demoledor por las pruebas objetivas que presenta: toda la clase dirigente de Baltimore –una ciudad profundamente católica- ha estado ocultando y sigue poniendo palos en las ruedas a una investigación que lleva abierta desde 1969. Los Estados Unidos que presenta The Keepers son de pesadilla y, más que producir impotencia en la cabeza del espectador, causa el terror más absoluto ante esas fuerzas públicas que son capaces de silenciar el caso.
Heroínas anónimas y esperanza
Ahora bien, no todo es tétrico en The Keepers y eso la eleva por encima de otros documentales parecidos, que son verdaderos pozos negros de desesperación. La serie dirigida por Ryan White realiza un retrato/tributo medido, sin fuegos artificiales emocionales y sentimentalismos de manual, de una serie de heroínas anónimas que se rebelan contra ese estado opresor que no quiere llegar hasta el final de la investigación; y de cómo esas mujeres encuentran algo parecido a la comprensión, y son capaces de sanar parte de sus heridas, al unirse en esa lucha. La solidaridad y la unión: la sensación esperanzadora de no estar solas, a pesar de haber sido olvidadas por los estamentos legales.
Gemma Hoskins y Abbie Fitzgerald Schaub, las dos exalumnas sexagenarias del colegio donde se produjeron el crimen y los abusos, que se convierten en investigadoras improvisadas capaces de sobrepasar las pesquisas de la policía, y víctimas como Jean Hargadon Wehner (la primera en denunciar y sufrir el acoso desgarrador de la diócesis de Baltimore y la incomprensión de la fiscal de la ciudad) y Teresa Lancaster, son algunas de las heroínas que alzan el puño en The Keepers.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!