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Sumario 3/94: justicia poética en escena

En Escenas domingo, 24 de septiembre de 2017

Sara Esteller

Sara Esteller

PERFIL

Tenía una deuda pendiente, con su familia y también con la justicia. Vicente Arlandis había cumplido los 17 años cuando su padre fue detenido, juzgado y acusado por el asesinato de una anciana.

Han pasado 23 años y la distancia le ha permitido abordar ahora con sus herramientas creativas un proceso judicial que cambió la vida a los Arlandis-Recuerda. Sumario 3/94 es el proyecto de este creador y performer nacido en Ibi (Alicante), con el que incide a través de una historia personal en cómo una imparable y farragosa maquinaria policial y judicial da la espalda a los ciudadanos de a pie.

En una pieza teatral y un libro se desdobla este ejercicio de revisión  de un caso que azotó a una familia trabajadora y que ahora Arlandis hijo presenta en varios escenarios nacionales. El estreno de la obra escénica será el 29 de septiembre en el festival TNT de Terrasa y después Bilbao,  Madrid, Valencia y Alicante la acogerán en meses sucesivos. El libro, que publicará la editorial Uña rota y para la que se lanzó una campaña de micromecenazgo, saldrá a la luz en los próximos meses.

Vivíamos en un pueblo, no teníamos recursos, el caso nos desbordó y es una historia muy pegada a mi cuerpo, por eso aunque ya hace seis años que nació en mí la idea de hacer algo, no fue hasta hace poco más de un año que tuve claro por dónde comenzar”, nos cuenta Vicente Arlandis.

Centrada en la primera sentencia, la de la Audiencia de Alicante que condenó a Vicente Arlandis padre a 29 años, seis meses y un día de cárcel (hubo una segunda del Tribunal Supremo que confirmó  la primera), la obra pone el foco en el lenguaje. “Analizando el sumario vimos que el gran problema es como la justicia usa un lenguaje  muy concreto, difícil, al que el  ciudadano se enfrenta durante  un proceso. De hecho, un letrado no es sino una figura que descifra. Mi familia no tenía acceso a ese lenguaje; mis padres no han estudiado, mi madre casi no sabe escribir, por eso quise partir de ahí.”

“Quería contar lo que pasó, pero yo en mis obras no cuento historias de una forma narrativa y concreta, de ahí la necesidad de trabajar desde sendos formatos, que se complementan”, afirma.

En la primera parte de la propuesta teatral, salpicada de material audiovisual, la madre hace una lectura de parte de la sentencia, mientras que en la segunda un video muestra a su padre haciendo la misma lectura. En la tercera, Arlandis interpreta los textos anteriores con su propio lenguaje, “lo convierto en una gran poesía”. Un momento de complicada gestión ha sido la aparición en escena del padre, quien en un principio se negó a salir ante el público.

arlandis

“Mi padre no quería estar, porque a él le hubiera gustado que yo hiciera un documental al uso, sobre la justicia, enumerando los errores del caso… Pero eso no era lo que yo quería, hay historias muy paradigmáticas y esta es una más. Quería hacer un homenaje a mi padre pero con mis herramientas.”

Tras la petición de acceso a los cinco tomos del sumario, llegó el trabajo de análisis. Junto a Miguel Ángel Martínez (con quien firma el libro) y un grupo de colaboradores, diseccionó cada parte y transcribió numerosas páginas en mal estado. “Cuando revisamos el sumario y leímos los documentos del juicio, los informes de la policía, las declaraciones de los testigos, vimos el desastre y la chapuza que fue este caso. De ahí que viéramos clara la idea de hacer una novela con la propia documentación, sin intervenir (solo organizando un pequeño porcentaje de los materiales); queremos que el sumario se lea como una novela policiaca”. Un ejercicio de apropiación, selección y transcripción que convierte actas judiciales en material literario y que subraya la hipótesis de que junto a la dimensión narrativa de la justicia factores como la cultura y la extracción social son determinantes.

¿Se hace justicia de esta forma? “No, sería justicia que un juez dijera que mi padre es inocente y eso no va a pasar. La pieza es un homenaje y un regalo a mi familia, a mi padre, una persona a la que la justicia se le echó encima. A pesar de todo, hemos salido adelante, por eso una celebración. No ganamos la guerra de la justicia pero ganamos otra.”

Su padre cumplió finalmente 13 años, siete meses y tres días de prisión. Recuperó la libertad hace diez años. Es ahora el momento de que la justicia poética tome su revancha.

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