La fórmula férrea de Bollywood es una reacción a la poderosa política de censura que impera en India.
Más cerca de Estados Unidos, que erradica la sexualidad fuera del heteropatriarcado, que de una Europa preocupada más por la violencia, la censura de la India ataca a todo motor de cambio. Para entender el funcionamiento de este estricto órgano del cine hindú debemos comprender la política de la mayor democracia del mundo.
El Congreso, el partido de la mano y de los candidatos con apellido Gandhi (sin el linaje del icono en todos los billetes), lleva 49 años en el poder… desde que la India se hizo independiente. Que no les engañe Wikipedia, como en EEUU, o España, este partido que se presenta como centro-izquierda lleva años en la derecha.
Con un gobierno acosado por escándalos de corrupción, el más famoso el del 2G (en el que se cobra esta velocidad a usuarios de móvil de toda India sin proveerla), el ultraderechista BJP (partido de la gente de India), tiene todas las papeletas para ganar las elecciones. Con el loto y el color azafrán hindutva como símbolos, el BJP envisiona un país hinduísta confesional. Sus líderes expresan ya libremente sus intenciones de expulsar a los musulmanes del país. Su candidato, Narendra Modi, se ha proclamado el elegido de Dios, los indios no pueden sino bendecirle con su voto.
En el pasado artículo hablé brevemente de una tercera vía de izquierdas, el AAP (cuyas siglas leen “usted” y cuyo acrónimo significa el partido del hombre común), un partido de filósofos y artistas que viene del movimiento indignado. Se presentaron por primera vez a las elecciones regionales de Delhi con una única propuesta (y mucho éxito): una ley anticorrupción. Esta es la primera vez que contienden en unas nacionales y la prensa les presenta como inmaduros y desorganizados.
El miedo a Modi, gobernador de Ahmedabad durante la masacre a los musulmanes de 2002, ha provocado la fracción del impertérrito silencio de Bollywood. Una facción posibilista, encabezada por Anjum Rajabali (director artístico del Laboratorio de Guionistas de Sundance en Bombay) y Zoya Akhtar (que dirigió la película más taquillera de la industria, que se rodó en España), ha advertido del peligro en que se encuentra la base secular del país. Mientras, el BJP sigue nombrando a grandes estrellas (sosegadas) en los medios y clamando al fervor juvenil con vídeos tan bochornosos como este.
La India queda tan lejos de nuestra idea de Europa como Francia.
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