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¿Qué culo hay que patear?

En Sin miedo, Juan, Lifestyle lunes, 12 de mayo de 2014

Juan Solbes

Juan Solbes

PERFIL

Creo firmemente que el tío que inventó la culpa fue un genio de la ingeniería social y el mayor conseguidor de voluntades ajenas, a través del simple mecanismo de la culpabilidad.

¿Será posible que a la edad que tengo todavía me sienta culpable de alguna de las cosas que hago? ¿No he aprendido nada nuevo en estos años?

Es cierto que me crié en la angustia vital de los herederos de Roma, especialmente entre los católicos y apostólicos, ya que de su influencia política únicamente por la historia sé de ella. Dios te culpa y Dios te perdona, así rezaban los curas de entonces y me imagino que también los de ahora. Mientras tanto rezas padrenuestros y avemarías a diestro y siniestro.

Cómo narices grabaron esa culpa, tan dentro, que no sé cómo despedirla. Tengo innumerables razones para hacerlo, pero no encuentro el mecanismo legal pertinente que me permita acceder a ella de una manera inteligente y que desaparezca de mi vida. Lo peor es que la persona que suele provocarme ese desagradable sentimiento es como si tuviera un poder sobre mí. Es la única que puede perdonarme y así desaparecer mi culpa. ¡Manda güevos!

A tenor de que podamos pensar que la culpa es una emoción negativa, como definen algunos, creo firmemente que alguien tuvo que inventarla para tenernos a todos cogidos por ahí….. Ese personaje es un genio de la ingeniería social. Es el mayor conseguidor de voluntades ajenas con el único mecanismo de la culpabilidad. Estoy convencido que ningún sistema podría haber ideado nada parecido ni tan eficaz. ¡Nadie parece estar contento con lo que es o con lo que hace…!

¿Cómo puedo sentirme culpable por hacer lo que deseo, sin hacer daño a nadie, por no hacer lo que el otro espera o desea que haga?  ¿Cuántas cosas se habrán dejado de hacer en este mundo por este absurdo mecanismo de temor y represión? ¡Cuánto placer no disfrutado! ¡Cuántos orgasmos perdidos, apagados! ¡Cuantas risas no reídas! ¡Cuantos sueños no alcanzados! ¿Cómo puedo disfrutar de esta fantástica vida sintiéndome culpable constantemente?  Bueno, no tanto, no tanto.

Y como en el pecado está la penitencia…. la solución nos la da el propio nombre de Roma. amoR por uno mismo, por sus sueños, por sus deseos, por sus ambiciones…… respetando a nuestros congéneres pero viviendo cada momento como si fuera el último, bailando y danzando la vida, cantando y riéndole a todo, afrontando los errores y las equivocaciones como necesarias para seguir aprendiendo y sabiendo pedir disculpas cuando proceda y con amoR y cariño.

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