Progresismo y bolsos caros

¿Cuánto nos importa la marca del bolso de nuestros políticos? ¿Hasta qué punto es representativa de su buen hacer como gobernantes?

Hagamos una suposición. Pongamos que usted va a un acto público, donde se encuentra con personas que ocupan puestos de máxima responsabilidad en el ayuntamiento o en el gobierno autonómico. Digamos que esos cargos son señoras, algunas de las cuales se estrenan en sus escaños. Ellas pertenecen a partidos progresistas. Imaginemos que allí también hay otras políticas que, en cambio, han perdido poder, pero siguen nadando en las mismas aguas de lo público, solo que a contracorriente esta vez, desde una incómoda poltrona de la oposición a la que no estaban acostumbradas. Ellas -lo habrán deducido- militan en filas conservadoras.

En semejante escenario, una de las neófitas, ataviada con cierta distinción para la ocasión, cuelga de su hombro un bolso de piel sintética, que atribuiremos al azar a Michael Kors, por ejemplo. De los antebrazos de las veteranas, por contra, penden contundentes modelos de suntuosa piel, firmados seguramente por Hermès o Loewe. El espectador -usted- se detiene ante la estampa, mientras ve oscilar los complementos como un péndulo a cámara lenta ante sí, y duda: hay demasiados impactos que le producen desazón.

Del bolso de un político, nos debería preocupar no tanto el continente como su contenido.

¿Por qué le parece reprobable que una persona de izquierdas luzca una marca premium? Ese bolso con el emblema MK apenas vale 200 euros, pero usted habría preferido una opción más al alcance de cualquiera. ¿Habría sido mejor un diseño de Zara, de unos 40 euros? Ni uno ni otro son de piel -su alma animalista se consuela con esa certeza-, pero ambos, indistintamente de su precio, han sido fabricados en Asia y a saber en qué condiciones.

Ah, entonces, lo que le molesta es que esa persona que tal vez mereció su voto no luzca una firma made in Spain, es eso, ¿verdad? Pues Loewe es madrileña y bien castiza, pero sus modelos cuestan lo que muchos ganan en tres meses de nómina prorrateada. Vale, ¿lo que le solivianta es que no sea un bolso más artesano, producido en proximidad? Pues Hermès, le recuerdo, presume de trabajar con artesanos de la misma orillita del Sena y en la etiqueta de un Birkin hay escritas cinco cifras. En estos momentos, usted se encuentra anonadado, le habría causado menor preocupación ver a estas señoras acudir al acto con una cesta de mimbre de las de recoger setas.

Usted se recompone, porque ante todo, lo suyo es el saber estar. Cae en la cuenta: en un político, lo importante es que su bolso y su cartera, ya sean de polipiel o de cuero, no se llenen con billetes de esos que salen de sobres. La honradez, y no un logo labrado sobre piel, es el verdadero sinónimo del lujo.