Es una música que te ayuda a correr sin mover casi las piernas, a crecer sin terminar de hacerte mayor. Son palabras de Nacho García Vega (Nacha Pop) para referirse a ese pop enérgico, efervescente, revitalizante, que ha nutrido a varias generaciones desde finales de los años setenta. La frase, certerísima, se la regaló a un servidor para el prólogo de un libro sobre el power pop (y la new wave), y sigue siendo igual de válida que entonces.
Oculto por la avalancha de novedades pintonas con que nos apabulla la actualidad pop en sus múltiples ramificaciones, arrinconado por esos fogonazos de vanguardia y por la personalidad mediática de esas estrellas —extravagantes, altisonantes, ambiguas— que muy poco tienen que ver con un género tan inalterable y poco dado a los egos desmedidos como es el power pop, el género prosigue su curso con la habitual sordina en los medios (otra cosa muy distinta es la blogosfera), pero con la misma salud de hierro de siempre.
Seleccionamos aquí diez de los mejores discos que, de momento, nos ha dado el power pop en 2020. Cualquiera de ellos podría gozar de prescripción médica para afrontar con ánimos renovados este verano, distinto a cualquiera de los que hayamos vivido hasta ahora. Melodías radiantes, riffs vigorosos y luminosidad a raudales para espantar el goteo incesante de presagios agoreros. Suban el volumen al máximo.
# 1 The Speedways – Radio Sounds (Alien Snatch/Snap!/Hurrah/Beluga)
La revelación power pop del año para un servidor. Fantástico segundo álbum el de este cuarteto de Londres, liderado por Matt Julian, que cuenta a la guitarra con Mauro Venegas, a quien hemos podido ver en los últimos tiempos en nuestro país con los Godfathers. Más teclados, más new wave, más rock and roll a lo Buddy Holly y más influencias de los grupos vocales de los sesenta de los que suelen ser habituales en los cánones más estrictos del género, con canciones tan memorables como “The Day I Call You Mine”, “Daydreamer”, “Good Girls Don’t Break Hearts”, “This Ain’t a Radio Sound” o “Kisses Are History”.
# 2 Ezrat – Carousel (Bobo Integral)
Delicados, vaporosos, sutiles… así con los Ezrat del neoyorquino Ezra Tenenbaum, quien igual bebe del power pop como del mejor jangle pop de la costa oeste, especialmente del sonido Paisley Underground de principios de los ochenta y su tenue psicodelia. Más pop y menos power, vaya. Más armonías vocales que acarician y menos riffs de hormigón. Exquisitos.
# 3 The Reflectors – First Impression (Burger Records/Time For Action)
Otro de los discos power pop del año lo firma este cuarteto de Los Angeles, liderado por James Carman y producido por Johnny Bell (Hanni el Khatib, Crystal Antlers). Pura fibra al estilo de las luminarias de finales de los setenta, en la estela de los Plimsouls o los Nerves. Una cascada de melodías inapelables de alrededor de tres minutos, sin un segundo de tregua. Un debut inmaculado.
# 4 Coke Belda – Coke Belda 4 (Rock Indiana)
Poca trampa, y aún menos cartón, los que maneja este valenciano afincado en Pittsburgh (Pennsylvania, EEUU). Power pop dulce, escrito en inglés, trazado con tiralíneas y en la veta más deudora de los Beatles: por algo la primera se llama, directamente, “Thank You, Paul”, en homenaje inequívoco a McCartney. No tiene nada que envidiar, obviamente, a ningún artesano foráneo. Como ocurre con su paisano Juancho Alegrete (Hank Idory), quien estrenará nuevo álbum para este otoño. O con Roque Esteban (El Inquieto Roque), también a punto de sacar nuevo disco del horno.
# 5 Ballena – Odisea Ballena (Subterfuge)
Salió a principios de año, pero no podíamos pasar por alto el fantástico segundo largo del trío malagueño Ballena. Un álbum versátil, desligado de cánones rígidos, que gusta de explorar diferentes texturas, hilando la tradición pop de los sesenta españoles con las radiaciones pop de Teenage Fanclub o el nervio de Nada Surf. El indie está mal, no da de comer, mejor trabajar de ocho a seis, es una ilusión, lo puedes creer, no seas Peter Pan y empieza a crecer, cantan en “El conjunto”.
# 6 Dropkick – The Scenic Route (Bobo Integral)
No hay mejor forma de entretener la espera hasta que llegue lo nuevo de Teenage Fanclub, en octubre, que escuchar a Andrew Taylor y los suyos, portadores —también desde Escocia— de esa llama power pop impoluta, que rara vez decepciona en ninguna de sus entregas. Su nuevo álbum no es una excepción.
# 7 It’s Karma It’s Cool – Woke Up In Hollywood (Kool Kat Music)
Otra de las grandes sorpresas de este año es el primer álbum de esta banda de Lincoln, en las Midlands inglesas, capitaneada por Jim Styring. Power pop enérgico, pegadizo, reverente pero muy efectivo. Si lo buscan, eso sí, no se espanten por su horrenda portada. El contenido es lo que vale la pena. Y mucho.
# 8 Paff Booms – ¡Di Paff Booms! (Hurra/Snap)
Entre el guiño a Los Hermanos Dalton (“Un día perfecto”), el recuerdo a los primeros Nacha Pop (“Sobre círculos”) y la evocación del espíritu mod de Los Elegantes o Los Flechazos (“¡Di Paff Booms!”) se mueve este vitaminado cuarteto de Guadalajara, cuyo primer álbum ha sido producido por el experimentado Carlos Hernández.
# 9 Duncan Reid and The Big Heads – Don’t Blame Yourself (Maori Music)
Hay un plus de dureza en las canciones de Duncan Reid y sus Big Heads. Lógico, si tenemos en cuenta que este veterano era el bajista de The Boys, la banda punk londinense que —eso dicen— era una de las favoritas de Joey Ramone. Si tradujéramos power pop como pop duro, que sería una acepción muy correcta, este tercer álbum sería una de sus expresiones más fiables.
# 10 Thee Operators – Mucho peor (BCore)
Last but not least (porque esta no es una lista precisamente jerárquica), más power pop en su acepción más fornida y vigorosa. Esta vez desde Asturias, región con pedigrí en el género (Feedbacks, Peralta o Howdy). El debut largo de Thee Operators anda cerca de Fountains of Wayne, Weezer y otros exponentes de la melodía radiante con extra de anabolizantes. Además, produce Santi García en sus estudios Ultramarinos Costa Brava. Todo cuadra. Un win win.
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