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Cultura

Párate a pensar: 60 segundos de luz

En Hermosos y malditas, Cultura martes, 29 de noviembre de 2016

Jesús García Cívico

Jesús García Cívico

PERFIL

Creo que es en La lentitud, la novela de Milan Kundera, donde el escritor checo hace aquella digresión acerca de cómo aceleramos el paso cuando algo nos aflige la conciencia o queremos, simplemente, olvidar; y, cómo, por el contrario, para retener cualquier cosa, para no dejar escapar un recuerdo, un nombre, una idea del corazón o la memoria, nos detenemos a pensar o nos paramos a recordar.

Es ese tipo de reflexiones sobre el tiempo y las técnicas íntimas de la memoria, lo que primero me vino a la cabeza al detenerme a leer, cuidadosamente, el libro que hoy mismo se presenta en toda España: 60 segundos de luz (Ediciones Canibaal, 2016) de Lola Barcia Albacar y Marinela Forcadell Breva (Las Fotolateras).

Las Fotolateras. Lola Barcia Albacar y Marinela Forcadell Breva

A mí, como a ellas, me gusta ese nombre, con el artículo (“Las fotolateras”), pues como señala el excelente crítico Rafa Cervera en el prólogo sexy que hace de este libro, Las fotolateras tiene eco de atractivo grupo musical.

Pero, hablábamos de la posibilidad de detenerse a recordar, de la relación de la memoria con la velocidad y que eso, justamente, fue una de las primeras cosas en las que pensé al leer cuidadosamente 60 segundos de luz, un libro que recoge 8 años de vida confundida con 8 años de trabajo obsesivo en la fotografía estenopeica, la forma más primitiva de fotografiar, de esas dos artistas de la foto y de la vida que son Lola Barcia y Marinela Forcadell.

Las fotolateras han pasado casi una década de su vida recogiendo instantes silenciosos de países extraños o concurridos del planeta, sentimientos de calles, momentos del mundo y sus relatos, objetos, afanes, personas y estados de ánimo. Su técnica primitiva permite el uso de una lata como cámara (fotolata) sin disparador, ni objetivos, solo un recipiente metálico con un agujerito por el que entra la luz y un trozo de papel fotográfico en su interior, nada más:  La luz, al encontrarse con la oscuridad, forma una imagen nítida de todo el exterior; con su energía impregna la superficie fotosensible que acaba resultando una fotografía. Este proceso te lleva a amar tal momento como una experiencia importante de tu vida.

Las Fotolateras. Nueva York 2009

60 segundos de luz es un volumen de experiencias, un cuaderno de viajes, un manual, una metafísica, un poema, una forma de estar en el mundo y un libro de fotografía; y entre todas las lecturas que permite (pero que no nos atrevemos a adelantar) a mí me gusta una que se deriva de una particularidad del cocinado de sus fotografías: sucede en los 60 segundos de luz que bastan para retener un fragmento del mundo en el papel de revelado de la lata, que sólo queda para siempre fijo en el papel de revelado, aquello que ha permanecido sereno (una mujer meditabunda,  un edificio, la superficie más quieta de los lagos, un señor dormido, alguien que todavía lee…) porque si algo se mueve, simplemente desaparece: cuanto más veloces nuestros gestos, menos huella en el mundo, menos recuerdo en esa suerte de gasa de la memoria que es la foto de Lola y Marinela.

Las Fotolateras. Piccadilly

¿Algo más? Sí, como escriben ellas: quien consigue retener un instante dando lugar a una imagen que transciende, en su memoria suspende cada pequeño detalle que rodea al momento fotográfico. El tiempo se dilata y revive en su mente, a cámara lenta, cada segundo y cada circunstancia.

Serenidad, técnica de apariencia sencilla, pero que necesita de mucha experiencia, acierto e intuición; generosidad, lección del existir, ojos muy abiertos, lucidez sobre nuestra breve ontología, reflexión (si se quiere) sobre la poética fugacidad de nuestra misma existencia… vida:  60 segundos de luz es un libro destinado a perdurar, un volumen Canibaal de muchas lecturas, espléndidamente diseñado por Ximo Rochera  y las fotolateras, de nuevo, un eco de grupo musical…

No quiero olvidar. Aunque nada sucediera de verdad, la realidad de ese recuerdo pertenece a una forma superior de la hermosura. Me detengo, pues, a recordar y me digo: ¡qué extraña y dulce suerte la mía, por haber contribuido a editarlo!

Portada de "60 segundos de luz"

 

Hermosos: fragmentos de vida serena

Malditas: prisas

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