Ya hace tiempo que el flamenco que rompe el canon salió del armario, aunque sigue siendo minoritaria su presencia si hojeamos los programas de las principales citas del país como puede ser el festival de Jerez o el de Cante de las Minas.
Es sobre todo en Europa donde realmente se da oportunidad al baile de raíz mezclado libremente, expresión de las inquietudes personales y creativas de cada artista, bizarro a los ojos de los puristas, imprescindibles para la escena actual. No en vano Israel Galván triunfó primero en Francia, donde le ofrecieron las primeras coproducciones y lo pusieron de cabeza de cartel en los principales festivales, de Marsella a Aviñón pasando por el Theatre de la Ville de París.
Ahora, por suerte, ya se ha normalizado su presencia en escenarios patrios hasta el punto de que su penúltima producción Lo Real-Le Réel-The Real (2013), que se adentraba en un tema tan espinoso como es el exterminio gitano a manos de los nazis, fue un encargo del entonces director artístico del Teatro Real de Madrid, Gerard Mortier, un teatro tradicionalmente hostil hacia lo vanguardista. También es cierto que en el Teatro la Maestranza de Sevilla, el día del estreno de esta obra, junto a los ya habituales bravos, parte del público mostraba su indignación por su osadia estética. Nunca se es profeta en tierra propia.
Hijo de bailaores flamencos como Galván, Andrés Marín es otro de los nombres renovadores del baile flamenco con muchos seguidores en Italia, Francia, EEUU o Gran Bretaña. En El cielo de tu boca, una pieza de 2008, rompía todos lo moldes subiendo a escena al músico valenciano Llorenç Barber. Ambos ofrecían un increíble duo de campanas y baile que dejaba atónito hasta al espectador más moderno.
Juan Carlos Lérida, un clásico heterodoxo, se fue a la luna en su última creación 5º Acercamiento al cante, en la que junto al Niño de Elche rompían todos los esquemas para zapatear televisores o ponerse el traje de astronauta. Sus primeros funciones, ya cerradas antes del estreno en l’Estruch de Sabadell, fueron, como en anterirores ocasiones, en Alemania, donde ya ha realizado una gira, mientras que aquí su calendario de bolos es más bien exiguo. De la misma manera que Japón o EEUU son paises que acogen con soltura a los cuadros flamencos más tradicionales, Alemania es un país generoso con el flamenco “raro”.
También Sonia Sánchez, un talento experimentador que introduce elementos de la danza butoh japonesa en su baile retorcido, es muy bien recibida entre los germanos. La principal feria de danza contemporánea de Europa y por extensión de todo el mundo, la Tanzmesse de Dusseldorf, no ha dudado en programarla en su próxima cita de finales de agosto.
Rocío Molina ya pertenece al olimpo de los bailaores escogidos, sobre todo si el mismo Baryshnikov alaba tu arte y te envita a visitar y trabajar en su centro de creación neoyorquino, el Baryshnikov Arts Center. La malagueña expande su arte osado y rotundo por los cinco continentes, y en los últimos años se ha convertido en habitual de escenarios belgas, holandeses, finlandeses, franceses o alemanes. Una ocasión para verla cerca de Valencia será el 31 de octubre en el Auditori de Quart de Poblet con Afectos, en el que hechiza junto al cante de Rosario La Tremedita.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!