Hablemos de moda y de deporte. Se acercan los Juegos Olímpicos y las pistas de Río 2016 prometen ser verdaderas pasarelas; porque hay quienes vamos al gimnasio con una camiseta vieja y unas mallas de cinco euros, pero otros se acicalan como si en vez de intentar seguir con garbo la coreografía del body pump fueran del cuerpo de baile de una diva del pop. Las firmas de moda no son ajenas a este nicho de mercado.
Por eso, desde hace unas temporadas el mass market reserva un hueco en sus tiendas para lycras, poliamidas y tejidos técnicos. Todo flúor y transpirable. Lejos quedó lo de que la moda de calle tomara prestados elementos de la ropa deportiva. Sneakers, pantalones jogger, sudaderas tomaron asfalto y oficinas. Ahora, la moda se mete de lleno en vestuarios húmedos y taquillas que apestan a lejía.
La celebración por antonomasia de la práctica deportiva, los Juegos Olímpicos, será la ocasión idónea para celebrar el matrimonio de conveniencia entre moda y deporte. La mayoría de las firmas ya no solo diseñan, como antaño, los uniformes de la gala de apertura. Casi todas confeccionan para la competición chándales variados y hasta escuetos bañadores. ¿La norma? Mucho color nacional y mucho ceñir el cuerpo del atleta, que para algo tiene el cuerpo cincelado.
Para las empresas es una oportunidad magnífica para hacer patria -qué mejor reivindicación de tu territorio que vestir a tu selección- y para ampliar la masa crítica -muchos fanáticos del deporte pisan más bien poco una boutique. Fuera de las pistas, los estadounidenses vestirán Ralph Lauren. En la villa olímpica, los franceses irán como un pincel, uniformados de Lacoste. Los canadienses lucirán palmito gracias a Dsquared2. Los holandeses harán lo propio de Asics. Los suecos repiten y se uniforman con diseños de H&M. Mi propuesta favorita, la de Stella McCartney. Ella firma con Adidas el atuendo de los británicos… ¡Así yo también me pongo un chándal!
¿Y los españoles? Después del patinazo con el uniforme de Londres 2012, la toledana Joma ha sido la encargada y… bueno. Esperemos que los nuestros ganen muchas medallas. Con estos diseños, una mezcla entre el uniforme de un mensajero, el de un instalador de fibra óptica y el de un reponedor de gran superficie, en la Olimpiada fashion hemos quedado fuera del podio. ¡Atletas, abandonen la pasarela!
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