Una mujer elegantemente vestida y subida al guardabarros trasero de un autobús observa horrorizada un cuerpo abatido en el suelo y rodeado de policía armada; coches ardiendo, estudiantes sentados sobre unos escalones sollozando, jóvenes leyendo periódicos con aire de clandestinidad.
Ha pasado medio siglo de un movimiento espontáneo que ha quedado inscrito en la Historia como un símbolo, cuando jóvenes estudiantes de las universidades de Nanterre y La Sorbona de París rechazaron el orden establecido con la esperanza de transformar la sociedad. El presidente De Gaulle, desorientado por la magnitud de los disturbios, actuó de forma errática y propuso el empleo de fuerza bruta a los CRS (policías de las Compañías Republicanas de Seguridad) para reprimir los desórdenes, lo cual causó más caos y sucesos sangrientos de los cuales no quedaría constancia si no fuera por el trabajo de periodistas que acudieron a documentarlo todo con rigor, imposibilitando el silencio político y generando conciencia social a nivel internacional.
El Centre del Carme de Valencia repasa los acontecimientos de Mayo del 68 a través de 50 imágenes inéditas de los fotógrafos del periódico más importante de la época, France-Soir, que trabajaron duro para cubrir estos hechos históricos. Lo hace con una exposición de fotografías que ha sido posible gracias a la colaboración del Institut Français de Valencia, con el apoyo de su directora Marie-Cécile Le Luec, y el comisario de la muestra y responsable editorial de la agencia Roger-Viollet, Dominique Lecourt. Esta puesta en valor del fotoperiodismo, en un momento en el que casi todas las personas tienen a mano una cámara fotográfica en su dispositivo móvil, promueve una pertinente reflexión bajo el título Mayo del 68 por los fotógrafos de France-Soir, visitable hasta el 2 de diciembre en la Sala Zero del centro cultural.
La agencia histórica Roger-Viollet se ha encargado de custodiar e investigar el fondo de France-Soir, conservado en la Biblioteca Histórica de la Ciudad de París. El director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont, afirma que esta exposición no solo arroja luz sobre la crudeza y la realidad de un acontecimiento histórico que sin duda removió toda Europa, sino que, desde el punto de vista cultural, reconoce y pone en valor el fotoperiodismo y específicamente el trabajo de estos 20 fotógrafos que fueron los ojos del resto del mundo.
Los fotógrafos cuyos trabajos pueden contemplarse en la exposición son Claude Champinot, Dessalles, Claude Poensin-Burat, Michel Pansu, Bernard Charlet, Jacques Boissay, Daniel Lapied, Bernard Hermann, Jean Laborie, Robert Girardin, Michel Robinet, León Lalanne, Robert Palat, Claude Lechevalier, Tony Bosco, Claude Vignal, Serge Trevisani, Pierre Couturier y René Chomont. En sus instantáneas vemos que la confrontación entre estudiantes y obreros con la policía fue una batalla campal de una violencia inaudita.
Los estudiantes rebeldes, contrarios a la sociedad de consumo, recibieron el apoyo de grupos de obreros industriales que se les unieron, también de los sindicatos y el Partido Comunista Francés. Como resultado, a la mayor revuelta estudiantil se le sumó la mayor huelga general de la historia de Francia, y posiblemente de Europa Occidental, secundada por más de nueve millones de trabajadores.
La distribución en sala de las fotografías que el comisario ha seleccionado para narrar los hechos da buena cuenta de ello. Lecourt aclara que cuando vemos instantáneas en las que alguien yace inconsciente o retorciéndose de dolor mientras una fila de fotógrafos lo retrata no es falta de empatía de los fotógrafos que retratan en vez de socorrer, ese sería un juicio emitido con parámetros actuales por el morbo reciente en la era digital de fotografiar cualquier escena ajenos a la misma —recordemos que ha llegado a pasar en accidentes durante los cuales los espectadores, viandantes, sacan fotos o incluso se hacen selfies en la terrorífica escena. Miramos con ojos del presente momentos del pasado que quedaron plasmados así precisamente porque los periodistas estaban allí: La diferencia es inmensa, quienes fotografían la violencia en estas imágenes del 68 están haciéndolo para dejar constancia, no por morbo o curiosidad, son periodistas profesionales de la fotografía.
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