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“Les Contes d’Hoffmann” de Offenbach abre con éxito la temporada 2023/24 de La Fenice

En Música domingo, 10 de diciembre de 2023

Gian Giacomo Stiffoni

Gian Giacomo Stiffoni

PERFIL

Les Contes d’Hoffmann de Jacques Offenbach es la ópera que el Teatro la Fenice escogió para el estreno de la nueva temporada 2023/24 del famoso coliseo veneciano. Una elección bastante original, ya que después de varios años de inauguraciones exclusivamente verdianas —única excepción el Fidelio en la temporada 2021/22 para celebrar el año beethoveniano— era la primera vez que La Fenice abría con una ópera francesa. La ópera de Offenbach es una obra que el compositor nunca acabó, porque murió al haber terminado solo la versión para canto y piano —y de forma incompleta— y que todavía hoy es un verdadero rompecabezas musicológico. Un proyecto muy ambicioso del compositor que quería ser reconocido no solamente como gran creador de operetas sino también como autor de ópera.

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Rocío Pérez en el primer acto de Les Contes d’Hoffmann. Foto ©Michele Crosera.

En realidad, los Contes d’Hoffmann representan la paradoja de un argumento de carácter fantástico, donde la angustia sentimental de su personaje principal, uno de los más representativos del movimiento romántico, choca continuamente con el mundo de la opereta, género en el que Offenbach trabajó casi exclusivamente a lo largo de su carrera. Estos dos aspectos se reflejan mutuamente en toda la ópera, en un juego de espejos muy sutil cuyo marco es el la creación artística y el teatro. No es una casualidad que los tres cuentos sean rememorados por el protagonista mientras se representa el Don Giovanni de Mozart en un teatro cercano.

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Rocío Pérez y Giuseppina Bridelli en el primer acto de Les Contes d’Hoffmann. Foto ©Michele Crosera.

La producción presentada en Venecia y firmada por el director de escena Damiano Michieletto —ya exhibida el pasado julio en la Ópera de Australia en Sidney, en coproducción con La Fenice, el Covent Garden y la Ópera de Lyon—, eliminó las ambigüedades tardo románticas de la partitura devolviendo la obra esencialmente al mundo de la opereta. No sé si Offenbach habría apreciado esta visión (lo dudo) que, pese a ser en ciertos monumentos excesivamente redundante y poco poética, tuvo el mérito de la eficacia y de la diversión. Para Michieletto Les Contes d’Hoffmann son un viaje en el tiempo dentro de las diferentes edades del protagonista Hoffmann, reflejadas en la tres mujeres Olympia, Antonia y Giulietta infructuosamente perseguidas, como deseo de una felicidad imposible e inalcanzable.

El viaje se desarrolla dentro de un marco escénico fijo, ideado por Paolo Fantin, en perfecto equilibrio entre el mero espectáculo y la funcionalidad: una escuela primaria, una escuela de baile y finalmente una elegante sala para el acto veneciano con elementos que recordaban de forma grotesca el famoso baile de la película Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick. El eje interpretativo fue la descripción de una espectacularidad hipertrófica, casi de circo, por suerte sin ser nunca demasiado recargada y siempre coherente con abundantes intervenciones coreográficas realizadas por Chiara Vecchi y el lucimiento de divertidos trajes salidos de la fantasía extravagante de Carla Teti.

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Alex Esposito, Carmela Remigio e Iván Ayón-Rivas en el segundo acto de Les Contes d’Hoffmann. Foto ©Michele Crosera.

Lo mejor de la producción fue, sin embargo, el reparto, capaz de una soberbia actuación y una elevada calidad vocal, visibles de inmediato en la contraposición —naif y al mismo tiempo enigmática— entre el eficaz Hoffmann de Iván Ayón-Rivas y el alma elegantemente negra y oscura que caracteriza a su antagonista, interpretado por un impecable Alex Esposito. El tenor peruano fue de más a menos durante la velada, padeciendo una cierta monotonía y una excesiva insistencia sobre una emisión siempre forzada al límite. Por el contrario, Esposito fue impecable en todo momento interpretando magistralmente Lindorf, Coppélius el docteur Miracle y Dapertutto. En el reparto femenino destacó sobre todo la Olympia de Rocío Pérez, perfecta en sus difíciles agilidades, acompañada por la Antonia de Carmela Remigio, de elevada temperatura dramática y la álgida Giulietta de la mezzo Véronique Gens. Excelente el nivel del amplio reparto de comprimarios, entre los que destacó la presencia escénica de Giuseppina Bridelli como Nicklausse y Paola Gardina en el papel de La Muse.

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Alex Esposito y Carmela Remigio en el segundo acto de Les Contes d’Hoffmann. Foto ©Michele Crosera.

La dirección de orquesta estuvo a cargo de Frédéric Chaslin que reemplazó el previsto Antonello Manacorda. Experimentado director de esta ópera, que afirma haber dirigido setecientas veces, Chaslin ofreció una lectura sin duda eficaz de la partitura, sin embargo, algo fría, con un soberbio control de las dinámicas pero una escasa atención a los matices tímbricos, pese a tener una orquesta y un coro de La Fenice ambos muy entregados desde el primer minuto. Triunfal acogida a todos los interpretes al final de la velada

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