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Cine y Series

La violencia del mundo

En Lyrical nitrate, Cine y Series viernes, 27 de junio de 2014

Dani Gascó

Dani Gascó

PERFIL

Cinema Jove nació como Festival de Cortos. Nos sumergimos en alguno de ellos, con  todo el interés y placer que siempre produce conocer futuros cineastas y nuevas miradas.

En una mesa redonda organizada el mes pasado en el marco del Festival “Valencia Negra”, el cineasta Enrique Urbizu afirmaba, con cierta extrañeza, que los alumnos de sus clases mostraban en sus prácticas intereses ajenos a la violencia. La cosecha que Cinema Jove ha seleccionado este año rebosa, sin embargo, de ruido y furor.

Imágenes que se rebelan ante su dificultad de ser. Frente a las subvenciones recortadas que no llegan, los presupuestos raquíticos, los temas se vuelven fúnebres, rascan esa capa mohosa que, a menudo, oculta muy torpemente la realidad.

Hasta el cine de animación no se corta y muestra mundos apocalípticos nauseabundos. Como ocurre con Canis, de los catalanes Marc Riba y Anna Solanas, que aprovecha su formato de pura ficción para ir más lejos de lo que un espectador medio suele resistir.

Imágenes sucias de canibalismo y muerte que serían difícilmente visibles en una película convencional como Matar un perro, de Alejo Santos, contundente película en la que un tipo prematuramente ajado por la mala vida debe demostrar sus dotes de asesino matando a sangre fría a un perro inocente.

El recurso constante del espacio en off y el aviso oficial de que ningún animal ha sufrido daño alguno, no evitan nuestro desagrado.

"Canis", el corto de Marc Riba y Anna Solanas

“Canis”, el corto de Marc Riba y Anna Solanas

Incluso un cortometraje divertido y luminoso, en el más puro estilo indie, como The World, del madrileño afincado en Londres, Daniel Remón, no oculta la realidad de un mundo que, si bien nunca dejará de ser muy imperfecto, propicia al menos accidentes, encuentros aparentemente poco afortunados donde, sin embargo, brota la magia.

Nacho Ruipérez presentó La ropevejera, un ejercicio de cine siniestro en blanco y negro que, si bien muestra una gran deuda cinéfila (de Jack Clayton a David Lynch, pasando por Stanley Kubrick y, sobre todo, Alfred Hitchcock), teje un universo enfermizo, infecto, muy acorde con ese severo rigor y la obsesión que los ejecutores muestran por la limpieza.

En Psycho (1960/1998), Norman Bates hacía también varios comentarios sobre higiene  antes de emprenderla con su víctima, ¡cómo no, en la ducha! Inspirado en una historia real suficientemente terrible por sí misma. El director aprovecha muy bien los interiores donde se desarrolla, pero apoya su impacto en una música de género, algo clasicota y, desde luego, menos efectiva que algún crujido, llanto, o sonido perturbador.

Marina Alegre y Álex Viciano en "El ropavejero" (Fotografía: Natxo Martinez Hermoso)

Marina Alegre y Álex Viciano en “El ropavejero” (Fotografía: Natxo Martinez Hermoso)

La larme du bourreau (La lágrima del ejecutor) de Florian Quittard nos sumerge en el aparato ejecutor de Egipto, uno de los países que mantiene la pena capital. En principio, en su afán de comprender y conocer los detalles antes que emitir una denuncia, una cámara curiosa interroga a los condenados a muerte y al verdugo rozando, en ese último caso, la frivolidad.  Pero ese es el camino que le conduce a un momento real, cuando la frialdad se suspende, los sentimientos surgen, el verdugo olvida por un momento la cámara mientras comenta un caso de injusticia.

En otro corto documental, Escolta, es fácil detectar la mano de Pablo García, autor del largometraje Fuente Álamo (1996). Como ocurría en aquélla, su autor decide contar un día cualquiera en la vida de… Allí era un pueblo, aquí una escuela bilingüe, con alumnos sordomudos.

Sigue teniendo problemas para hilar algo parecido a un guión, eso que siempre logra José Luis Guerín, pero a diferencia de aquel primer trabajo, ha mejorado muchísimo la imagen. Ventajas del mundo digital.

"Escolta" de Pablo García

“Escolta” de Pablo García

Y entre medio centenar de cortos, una obra maestra. Matka (La madre), donde el cineasta polaco, Lukasz Ostalski, te tiene en vilo durante media hora, absorbiendo no sólo la precisión de sus imágenes, sino también imaginando la prehistoria de una narración trágica, en la que el poder intenta ocultar en el marco real uno de sus crímenes, hasta que es emocionalmente derribado por un sencillo artilugio virtual.

"Matka" de Lukasz Ostalski

“Matka” de Lukasz Ostalski

El mundo ruge y nos toca a través de sus huellas, esa otra cara del espejo donde nos vemos reflejados y que recoge el mejor cine, como ocurre en La nuit américaine d’Angélique, una deliciosa pieza de animación de Joris Clerté y Pierre-Emmanuel Lyet que, al revisitar  La noche americana (1975) de François Truffaut, multiplica su efecto especular desde un ángulo poco transitado, el de la script, encargada de corregir y enmarcar al amado cineasta en su complejo mundo de seres humanos y objetos.

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