Las voces de EL HYPE no son un coro, prefieren ser un rompecabezas, una tertulia que defiende con pasión sus querencias individuales, aunque contradigan lo establecido y se lleven la contraria. Escritores, periodistas, artistas que se atreven a hacerse oír sin recato, para quienes no existe la mauvaise réputation.
El diecisiete de abril murió Gabriel García Márquez y las reacciones, en el café de EL HYPE, fueron sentidas y espontáneas. Óscar Peyrou, de quien pueden leer en sus pantallas Vacaciones en Suiza, nuestro Hype Monthly de abril, opinó sobre la fama: “Siempre pensé que Gabriel García Márquez era un buen escritor sobrevalorado y ahora que ha muerto no voy a cambiar de opinión. Pablo Neruda lo comparó con el Cervantes de El Quijote; Borges dijo, con más precisión y melancolía, que los primeros cincuenta años de su novela más conocida no eran malos.
Los editores y algunos críticos, que a veces son perspicaces mercaderes, inventaron “el boom latinoamericano” y el “realismo mágico” y lo incluyeron con entusiasmo en esas dos maniobras comerciales. Creo que este reconocimiento exagerado no fue bueno ni para él ni para su obra. Suele ocurrir con el éxito, del que muy pocos sobreviven.”
Tal vez sus cuentos fueran mejores que sus novelas. Tal vez si el violento resplandor de la fama no lo hubiera envuelto y arrebatado, su obra hubiera ganado en concisión y calidad.
Ahora ha muerto y a mi solo me queda la cómoda y sentimental y, a veces, mecánica tersura de su prosa.
Valentín Vañó, crítico literario, se remontó a sus años de aprendizaje de la vida y de la literatura: “Para hablar de García Márquez tengo que utilizar esa frase terrible: cuando yo era joven. Entre otros privilegios, García Márquez tuvo el de actuar como lazarillo de varias generaciones de lectores hacia la gran literatura. Cuando yo era joven tuve acceso a un escritor que me enseñó a entender dónde se genera lo fantástico: en la memoria. Con él, además, se abrió la puerta trasera por la que entraron los otros escritores latinoamericanos, ese manantial. Estos días estamos oyendo/leyendo grandes panegíricos idiomáticos, pero que yo recuerde Gabriel García Márquez –jamás se me ocurriría llamarle por su conocido diminutivo con esa cercanía obscena de algunos– era un hombre que solo quería contar la historia de su familia.”
Y para millones de lectores, ahora empieza la soledad.
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