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“La hija oscura”: Malas madres

En Cine y Series miércoles, 16 de febrero de 2022

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Maggie Gyllenhaal siempre ha estado interesada en temas que amplíen la visión que tenemos de las mujeres en la ficción audiovisual, fue la productora de esa notable serie de David Simon sobre los inicios del porno y su conexión con la prostitución, llamada The Deuce, y siempre se ha destacado por su visión feminista, por eso no es de extrañar que su debut en la dirección llegue con la adaptación de la novela de Elena Ferrante, La hija oscura, una obra con una visión sobre la maternidad mucho más amplia de a lo que estamos acostumbrados. Una obra que se aseguró de dirigir después de que la elusiva Ferrante diera el visto bueno a la adaptación de Gyllenhaall siempre y cuando la dirigiera ella misma.

En la historia del cine y la literatura las mujeres han sido siempre representadas como objetos de deseo hasta que tienen niños y entonces se convierten en madres, algo que la amplia mayoría de narradores, masculinos casi todos ellos, parecen decirnos que están deseando que ocurra. Desde ese momento, su vida pasa a girar en torno a sus criaturas, siendo las personas más abnegadas y sacrificadas del mundo, algo que parece que consiguen sin ningún esfuerzo, pareciendo la cosa más lógica del mundo. No es lo que nos ofrece esta película en la que una mujer de mediana edad, Leda, echa un vistazo a algunas de las decisiones que ha tomado en la vida, después de fijarse en una joven madre, Nina, y su hija, Elena, que están veraneando en la misma isla griega que ella.

la hija oscura

La película sirve para visibilizar que la maternidad no es una cosa uniforme y que las mujeres también pueden querer a sus hijos y, a la vez, pensar que su crianza les está exprimiendo la vida. A través de flashbacks vamos viendo como la vida doméstica de Leda se interpone en su carrera profesional e íntima, un encuentro fortuito con una pareja de senderistas, en especial con la mujer, hará que su perspectiva de la vida cambie completamente. Al final decide anteponer su vida profesional a la doméstica y dejará temporalmente el cuidado de sus hijas durante tres años. Tanto Gyllenhaal como Ferrante hacen varias preguntas que no hemos escuchado muchas veces, una de ellas es ¿puede una mujer desafiar el papel maternal que le ha otorgado la sociedad para conservar su salud mental y prosperar en su carrera?

La respuesta es ambigua, lo evidente es pensar, como lo hace ella misma, que es una mala persona, no hay nada que parezca más antinatural que una madre que abandona a sus hijas, pero en la película Leda está rodeada de hombres que no han criado a los suyos y no los juzgamos, como el senderista que viaja con Brenda, el marido de Nina, que solo aparece los fines de semana o el personaje de Ed Harris, que solo puede decir que les ha enseñado a nadar, y ni siquiera al más pequeño, y nadie les juzga como a ella.

¿Puede una mujer desafiar el papel maternal que le ha otorgado la sociedad para conservar su salud mental y prosperar en su carrera?

Además, y esto también es importante, es un personaje egoísta y centrado en sí mismo, pero no huye para siempre sino que vuelve tras tres años sin ver a sus hijas. Una vez realizada como mujer, retoma su cuidado y ahora parece tener una relación mucho más saludable con ellas. Es mucho más de lo que hicieron la mayoría de los personajes masculinos de la película, incluido su ex marido que llevó a las chicas con la madre de Leda, aun así, el calificativo de mala madre o antinatural siempre se quedará con ella, sobre todo en su propia cabeza.

Todo el mundo ha destacado a Olivia Colman, y con razón, pero no deberíamos olvidar a Jessie Buckley (en la piel de Leda, el personaje de Colman, de joven), la protagonista de la fantástica Estoy pensando en dejarlo, nos regala una actuación increíble, cargada de matices. Es asombrosa la actuación de estas dos actrices que parecen una misma persona, entendiendo mucho mejor a la presente Leda, a través de los flashbacks al pasado, con Gyllenhaal destacando los primeros planos de ambas actrices.

Pero igual que su personaje principal está perfectamente definido, no lo tengo tan claro sobre los secundarios, sobre todo esa familia greco-americana de Queens, además de la relación entre Leda y Nina. Es evidente que se pone en primer plano una de las muchas injusticias entre hombres y mujeres, desde tiempos inmemoriales se puso sobre estas últimas el peso de criar a los hijos y cuando alguna, como Leda, se ha apartado de esa misión impuesta ha recibido el mayor de los desprecios, pero, aun así, Leda no es un personaje agradable, principalmente por esa acción inexplicable que es robarle la muñeca a la pequeña Elena, pero también porque no queda claro que siente sobre Nina, ¿deseo? ¿simpatía?… Y en cuanto al asunto de la muñeca ¿qué quiere conseguir con ello? No lo sé, y creo que tampoco es importante, puede que la robe porque busca subconscientemente ser castigada o puede que Ferrante y Gyllenhaal nos quieran decir que una mujer también es capaz de tomar malas decisiones, pero lo que es evidente es que no la deja en buen lugar.

Lo que me tuve que plantear es, si a pesar de todo lo que he expuesto anteriormente, pensaría igual del personaje si este fuera masculino y no femenino. Y creo que sí, que me seguiría cayendo mal y que tendría problemas justificando su robo de la muñeca, aunque probablemente miraría con ojos más benevolentes “su periodo de descanso” en sus obligaciones paternales.

la hija oscura

Aun así, Leda es de esas personas que en vez de darte la enhorabuena por tener un hijo te dicen los niños son una responsabilidad aplastante, como se dice en la novela de la que viene se puede ser amable o se puede ser honesto, pero pocas veces las dos cosas. Pero el caso es que no es así, cualquier persona con dos dedos de frente sabe que tener un hijo es una responsabilidad aterradora, no un capítulo de una serie de Disney Channel, así que se le puede dar la más sincera enhorabuena sin tener que recordarle lo que ya debería saber.

El caso es que la película te hace pensar en todo ello y eso es ya todo un logro por parte de Gyllenhaal y La hija oscura. Hace no tantos años la habrían tildado de “película para mujeres”, pero eso sería como decir que el 99’9% del resto de películas, hechas por y desde el punto de vista de varones, “son películas de hombres”.

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