“Parap pap pap/Papap-Parap… I got the power!” El saque de este mega-clásico eurobeat de Snap! te pone las pilas a lo bruto, como un Red Bull. Terry Gilliam ya advirtió que ésta es la música que da y retrata al poder.
Durante años, el eurobeat arrastró muy mala prensa. Que si era una música muy chabacana, que si eran los sonidos de marca blanca de la discoteca, que si era la versión trash de otras propuestas dance o hip-hop más arriesgadas, que si la sutileza brillaba por su ausencia… que si esto que si lo otro.
Pero ahora, quizá porque sobre los recuerdos del pasado ya no hay necesidad de aparentar o porque la nostalgia es un rodillo que lo puede todo, se ha revalorizado al alza. Technotronic, 2 Unlimited o Snap! eran pop europeo orientado al baile muy divertido, muy efectivo y muy falto de pretensiones. Fabricaban “rompepistas” (vaya, otra expresión sacada del baúl de la memoria) que eran un chute de serotonina entonces… y ahora también: no hace tanto que Simian Mobile Disco recurrían a los hallazgos de estos artesanos europeos de bisutería dance y Stromae tres cuartos de lo mismo.
Vista con distancia, “The power” de Snap! es una canción incontestable. Más que tratarse de una música grosera o vulgar es la música que retrata la grosería y la vulgaridad. En El rey pescador (Terry Giliam, 1991) siempre que suena es para acompañar el endiosamiento de Jeff Bridges como DJ de radio de éxito. Un sonido que puntúa su falta de empatía derivada de la fama, su convencimiento de que es superior al resto de seres humanos. Ahora, como bien demuestran algunos anuncios, la canción que sonaría sería “Power” de Kanye West. Otro tema de maximalismo rapeado que acompaña al oropel de la popularidad y el triunfo. Pero a principios de los 90, la canción que mejor acompañaba el falso brillo y la soberbia de la victoria era el de Snap!
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