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El juego o el juguete (II)

En Expuesto, Lifestyle martes, 24 de junio de 2014

José Manuel Madrona

José Manuel Madrona

PERFIL

De aspecto inofensivo y desenfadado, las Toy cameras se convirtieron gracias a sus cualidades en la herramienta perfecta para los fotógrafos dispuestos a encontrar nuevos caminos de expresión fotográfica. Tonos suaves, imperfecciones y sobre todo una perspectiva distinta, física y conceptual para plasmar la visión personal.

Stephen Shore fraguó el alma de lo que sería su aclamado proyecto American surfaces, con una cámara de plástico con la forma de la cabeza de Mickey Mouse. El espíritu de Disney no influiría en sus resultados, pero sí la intención de plasmar la naturalidad y la sencillez que le proporcionaba su curiosa cámara.

Entre las cualidades -o desventajas, según se vea- de las Toy cameras se encuentran las particularidades de sus lentes. Estas no siempre estaban fabricadas con materiales de calidad e incluso su diseño, poco esmerado, provocaba desenfoques en las esquinas o halos oscurecidos alrededor de la imagen, aunque también tonos suaves y resultados a veces impredecibles. Su mecanismo de disparo con una sola velocidad difiere sustancialmente entre cámaras del mismo modelo y su pésimo control de calidad convierte a cada una de ellas en un aparato difícil de domar. Y a su vez, único.

En los años 70 las cámaras Diana resucitaron de la tumba del olvido para ser el icono de la tecnología inversa. Todas esas cámaras olvidadas en un cajón se convirtieron en un revulsivo que se enfrentaba a la nitidez y la precisión. La insatisfacción es la semilla de todo cambio y tanto artistas como estudiantes de fotografía descubrieron una herramienta que les permitía centrarse más en la emoción de la imagen que en los aspectos técnicos. Las Toy cameras eran la herramienta imperfecta para plasmar verdad fotográfica desde otra perspectiva.

© Mark Sink

© Mark Sink

El fotógrafo Mark Sink utilizó cámaras Diana como herramienta principal durante más de 20 años, y su visión a través del plástico le acompañó durante sus años en la Factory de Warhol y sus trabajos para Vogue y Details. Pero, paralela y silenciosamente, estaba naciendo una nueva generación de fotógrafos que encontraban en la suavidad e imperfecciones de las lentes de plástico una nueva vía de expresión artística, fuertemente ligada a los recuerdos y las sensaciones. Este es el caso de Nancy Rexroth, que entre 1970 y 1976 compuso IOWA: Una serie de imágenes creadas únicamente con una cámara Diana y que evocan sus recuerdos y sueños de su infancia en el Medio Oeste americano. Exposiciones irregulares, perspectiva irreal y enfoque borroso en copias de pequeño tamaño viradas al selenio y al oro. Un trabajo íntimo y admirable que se ha convertido en objeto de culto.

My Mother. Pennsville, Ohio, 1970 © Nancy Rexroth

My Mother. Pennsville, Ohio, 1970 © Nancy Rexroth

Boys Flying. Amesville, Ohio, 1976 © Nancy Rexroth

Boys Flying. Amesville, Ohio, 1976 © Nancy Rexroth

Un juguete deja de serlo cuando cambiamos sus intenciones. El juego siempre persiste,  la intención cambia. Encontrar la herramienta para plasmar tu manera de comunicar es lo que ayuda a aproximarnos a tu manera de sentir.

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