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Intuición vs Razón

En Sin miedo, Juan, Lifestyle lunes, 9 de junio de 2014

Juan Solbes

Juan Solbes

PERFIL

Es un chispazo que te viene a la cabeza cuando tienes que tomar una decisión. No sé muy bien de dónde viene ni dónde está pero siempre ha estado ahí y cuando la necesito funciona a la perfección.

La llaman intuición y viene de tiempos inmemoriales. Ya Platón la utilizaba para explicar  la forma suprema de inteligencia humana. Como la fuente más perfecta de conocimiento. Aristóteles, menos atrevido, la equilibraba a la razón. Otros como Descartes, Kant o Leibniz también se ocuparon profusamente de ella.

Viendo los beneficios que me reporta constantemente esta intuición, no entiendo porque le sigo dando tanta tregua a la razón, a las listas de decisiones, a las posibilidades. Si tuviera que platearme toda la información racional antes de ir a trabajar llegaría tarde la totalidad de los días.

Es un proceso rápido, como visceral y, generalmente, me conduce a decisiones correctas. Es como si mi cerebro, que contiene toda la información, utilizara atajos para darme una respuesta inmediata a una decisión necesaria en un determinado momento. Saber qué es lo mejor y en el momento adecuado es una garantía de éxito. ¿Por qué entonces estamos todos empeñados, en esta sociedad, en que la razón es la vía que hay que aprender y que enseñar para adquirir el conocimiento?

La evolución nos ha ido programando. Cuando nuestros antepasados se encontraban ante un extraño, el cerebro debía decidir lo más rápidamente posible sobre su peligrosidad o su bondad y de ello dependía su supervivencia. Los experimentos de John Bargh de la Universidad de Yale muestran que nuestro cerebro sólo necesita dos décimas de segundo para formarse la primera impresión sobre una persona. Esta no surge de la parte racional, ni del córtex cerebral, sino que tiene en cuenta la amígdala que controla nuestras emociones.

Esto significa que nuestro cerebro ignora una cantidad enorme de información y selecciona un par de buenas razones basándose en principios sencillos para escoger aquello que necesitamos. Al final, para tomar buenas decisiones nos basamos en lo que conocemos y en lo que hemos sentido en determinadas circunstancias.

Aprender a reconocer la intuición por lo tanto es cuestión de práctica. Ocurre milésimas de segundo antes de que la razón entre en funcionamiento y comience a poner en crisis la respuesta dada, la decisión tomada, la compra efectuada…….  Así pues, obsérvate, tus reacciones, las señales de tu cuerpo, interpreta los gestos de la gente, deja de enjuiciarte, imagina situaciones, dale forma a aquello que quieras y especialmente vive la vida de manera relajada para poder estar contigo y conectar con esa esencia que provoca las reacciones intuitivas.

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