Inquietud por el cultureta

Puede que el cultureta represente una versión degradada de la cultura, pero es cultura al fin y al cabo. También es humano. Si se le pincha sangra y merece una defensa.

La Filmoteca Valenciana proyecta estos días Inquietudes (Trouble in mind, Rudolph, 1985). Un film neo noir, como dicen ahora, al que tengo una querencia íntima ligada al tema de Marianne Faithfull, que da nombre a las vicisitudes sentimentales de un conjunto de seres desarmantemente honestos, perdidos en el tipo de historias que sabía tejer con el hilo de las venas del corazón, el mejor discípulo de Robert Altman: Alan Rudolph.

Siempre que suena la Faithfull detengo lo que estoy haciendo y siento una nueva inquietud.

Inquietud por la cultura/defensa del cultureta

Prefiero el diablo al cultureta y sin embargo, es el cultureta y no Satanás, quien necesita hoy mejores abogados. Tanto se ha extendido el empeño en ridiculizar al cultureta.

La cultura está siendo reducida a una serie de delirantes e infantiles concursos de cocina y una sarta de tópicos sobre cuestiones superadas hace doscientos años. En un país naturalmente escorado hacia el neoliberalismo-pijo y el fascismo-simpático, siento escalofríos cuando se alude con desprecio a la cultura, incluso en la imagen nerd del cultureta. En efecto, me da la impresión de que el ataque al cultureta es una expresión periférica del ataque, más general, a la cultura. Víctima del ataque multifrente a la cultura, hay que estar con la víctima. Siempre con la víctima, con la víctima siempre, sin olvidar que la víctima está hecha del mismo material que los verdugos.

¿Qué rayos es un cultureta?

No puedo estar de acuerdo con la RAE. Una primera acepción del término apunta un coloquialismo despectivo. «Cultureta»: actividad cultural que no alcanza un nivel aceptable. ¿Cómo? Si nos tomáramos ese significado en serio, cultureta sería el 90% de los artículos académicos, un porcentaje parecido de la oferta de las llamadas a sí mismas “galerías de arte”, los libros mejor colocados de El Corte Inglés, la totalidad de la cartelera doblada al castellano y este artículo también.

Una segunda acepción aproxima más el objeto de nuestra entrada. Cultureta sería una persona pretendidamente culta. Yo añadiría que cultureta es una persona pretendidamente culta, pero que a diferencia de los que permanecen callados u ocupan importantes cargos en la política y gestión de la cultura, el cultureta no permanece en silencio interesante ni le preocupa tanto enfundarse los dineros. No, caracteriza al cultureta hacer ostentación de sus conocimientos de forma afín a como mandan los jefes no asertivos. Esto es, provocando rechazo en el mandado.

Sí, hay algo de exhibición, quizás también de inseguridad, en el gesto gratuito y didáctico del cultureta. Una de las mejores aproximaciones al cultureta, en este caso, enfocando su arista cool, es el estupendo cómic de Moderna de Pueblo: Cooltureta (Lumen). En él, Raquel Córcoles, con Carlos Carrero en el guión, desmenuzaba en un retrato no exento de cariño, la moderna figura del cultureta.

Sí, el cultureta goza de una mala fama quizás merecida, pero es de las mejores tribus urbanas. No dañan a la vista, son pacíficos, te dan la oportunidad de permanecer callado y no se ponen de repente a bailotear en las verbenas. Además, me inquieta que alguien utilice la palabra cultura peyorativamente. La cultura es lo mejor que tenemos y se halla amenazada. Sí, como versión degradada de la cultura, pero cultura al fin y al cabo, afecta al cultureta, el descrédito de la propia cultura: una seña de la época tonta que vivimos.

Ha habido épocas tontas en la historia, pero la nuestra destaca por su tono regresivo. Los asesinatos en nombre de Dios y su respuesta: la versión-siglo-XXI de la guerra santa y la cruzada, el aumento de la brecha social y sus corolarios: trabajos premodernos (mucamas, jornaleros, working poor, etc.), presentación mágica de la tecnología, sobreinformación de ídolos deportivos, etc., dibujan una época, la nuestra, de marcado tono medieval.

Los ilustrados franceses (valga la redundancia) observaron con razón que la cultura era buena para el hombre. De acuerdo con una metáfora propia de las sociedades agrícolas, la cultura tiene que ver con el cultivo. La tierra que no se cuida no da frutos. Cultivarse: ingerir alimentos para nuestro carácter. La decisión de hacer del acceso a la cultura un derecho universal es una de las más razonables que ha tomado el hombre. Para el francés, la cultura tiene que ver con la emancipación.

¿Emanciparse de qué?

1# De los prejuicios: Las mujeres no son inferiores a los hombres, los gitanos no se dedican a robar, los emigrantes no te quitan tu trabajo, etc.

2# De los miedos: ningún Dios te va a castigar por tus deseos ni los afectos propios de los hombres.

3# De las Iglesias: las religiones son relatos, algunos hermosos, otros no tanto, pero la cultura señala a quien mueve la boca del muñeco.

4# Del fútbol: O mejor, de la falsa creencia de que la sección de deporte habla de deporte.

5# De las películas en las que una joven maciza se enamora de un tipo que roba-coches. Podría ser tu coche. Piénsalo.

6# De la demagogia: los caudillos y los generales pueden gritarle a la cara a la gente que lee pero no convencerles así.

7# De Sálvame, de la Radio Fórmula y de la Fórmula 1, de las películas sin subtítulos, de los programas del sábado noche, de…

Hermosos: seres que leen para pensar mejor.

Malditas: sagas de robacoches.