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El indie y la madre que lo parió, en diez momentazos de cine

En Música miércoles, 8 de marzo de 2017

Carlos Pérez de Ziriza

Carlos Pérez de Ziriza

PERFIL

En paralelo a la efervescencia del indie rock norteamericano y de la electrónica de los años 90 y sus múltiples escenas, una serie de directores (cuyas enseñanzas no cayeron en saco roto, ya que se prolongan hasta la actualidad) se valieron de algunas de sus canciones para apuntalar sus filmografías. Aquí repasamos algunos de los momentos más magnéticos de aquella fértil relación, que se extiende hasta nuestros días.

#1 Simple Men y Sonic Youth

Desde comedias mainstream a enredos con marchamo indie de nueva generación: sobre muchos de ellos influyó la filmografía del neoyorquino Hal Hartley, quien durante los años 90 nos dejó una retahíla de estupendas películas. En ellas, los diálogos concisos de la nouvelle vague y un sentido del humor intransferible se conjugaban para enhebrar fascinantes relatos cinematográficos en torno a la verdad, el deseo y la (in)comunicación. Una de ellas, Trust (1990), es una absoluta debilidad personal.

Incluso llegó a reclutar a músicos de renombre como PJ Harvey para el reparto de The Book of Life (1998). Aunque la mejor combinación de fotogramas y música en toda su filmografía seguramente sea esta escena de Simple Men (1992), con Martin Donovan, Elina Lowënsohn y Bill Sage (luego también se se unen Robert Burke y Karen Sillas) marcándose este baile (es un decir) al ritmo de la imbatible “Kool Thing”, de Sonic Youth.

#2 Singles y Paul Westerberg

La película de Cameron Crow en torno a la generación grunge, con Matt Dillon de protagonista, era un poco el horror, pero su banda sonora no estaba mal. Al menos tuvo a bien recuperar para la causa a Paul Westerberg con dos de sus mejores canciones post-Replacements, “Waiting For Somebody” y “Dyslexic Heart”, exhibiendo músculo melódico entre tanto tormento del noroeste (Alice In Chains, Pearl Jam, Soundgarden).

#3 Clerks y Girls Against Boys

La ópera prima de Kevin Smith, convertida en objeto de culto desde 1994, también contó con escenas de baile tan icónicas como la que protagonizaron Jay y Silent Bob (es decir, el actor Jason Mews y el propio Kevin Smith) al ritmo del “Violent Mood Swings” de Stabbing Westward. En cualquier caso, el correlato sonoro más adecuado a la desengañada acidez de la película lo encarnaron los Girls Against Boys con este “Kill The Sex Player”, en cuyo videoclip se intercalan imágenes de aquella trama en un sórdido videoclub de New Jersey.

#4 Kids y Slint

Bajo la dirección musical de Lou Barlow (Sebadoh, Dinosaur Jr), la banda sonora original de la impactante primera película de Larry Clark (con guión de Harmony Korine), allá por 1995, tuvo la virtud de reivindicar a Slint, ineludibles precursores del post rock, con la inclusión de “Good Morning Captain”. En aquella película, por cierto, debutaban unos jovencísimos Chloë Sevigny, Rosario Dawson y Leo Fitzpatrick.

#5 Beautiful Girls y The Afghan Whigs

Timothy Hutton y Uma Thurman entran en un pub. Hay una banda tocando. Son los Afghan Whigs del sanguíneo Greg Dulli. Y se están marcando una versión del “Can’t Get Enough Of Your Love, Babe”, de Barry White, pasado por su ardoroso filtro soul rock. Es una de las más recordadas escenas de la mejor película en la carrera de Ted Demme (1963-2002), aquella Beautiful Girls que se convirtió en un éxito de taquilla en 1996. Inolvidable.

#6 Trainspotting y Underworld

Esta escena no necesita mucha presentación, ¿no? De hecho, el nombre de los británicos Underworld ha corrido indisolublemente asociado desde entonces a esta canción, “Born Slippy”, y a la película de Danny Boyle, precuela de la que ahora mismo se estrena en todo el mundo, más de veinte años después. Pocas imágenes sintetizan mejor la popularización de la música de baile en la era post rave que la espantada de Mark Renton, el personaje encarnado por Ewan McGregor.

#7 Los Tenenbaums y Elliott Smith

La vida del malogrado Elliot Smith (1969-2003) se vio sujeta, puntualmente, a un par de momentos de fricción con un universo, el de Hollywood, del que no podía sentirse más distante. El primero de ellos fue cuando actuó en la gala de los Oscar de 1998 interpretando “Miss Misery”, que optaba al premio a mejor canción por su inclusión en El indomable Will Hunting (1997).

El otro, bastante más discreto, fue cuando su primorosa “Needle in the Hay” realzó una de las escenas de Los Tenembaums (2001), la tercera película del singular Wes Anderson. Ilustrando -precisamente- un intento de suicidio, un par de años antes de que él mismo acabara con su vida cometiendo uno. El humor negro de Anderson fue tristemente profético.

#8 Juno y The Moldy Peaches

Con efecto retardado, esta canción que Kimya Dawson y Adam Green (es decir, The Moldy Peaches) compusieron en los tiempos de máxima efervescencia de la escena anti folk neoyorquina a la que pertenecían, allá por 2001, experimentó un repunte de popularidad al ser abordada por Ellen Page y Michael Cera en la escena final del blockbuster indie de 2007: Juno, dirigida por Jason Reitman sobre guión de Diablo Cody.

#9 Adventureland y Hüsker Dü

Bienvenida sea la nostalgia por los años 80 si la bandeja en la que viene servida es una de las mejores canciones de los anfetamínicos y seminales Hüsker Dü, ¿no? La escena de Adventureland (Greg Mottola, 2009) en la que Jesse Eisenberg le pone aquella cinta en el coche a Kristen Stewart puede ser más o menos creíble, pero redondeaba de forma fulminante aquella bonita comedia romántica adolescente situada en un parque de atracciones de Pittsburgh, en 1987. ¿Quién se lo iba a decir a Grant Hart cuando la compuso, más de veinte años antes…?

#10 Drive y College/Electric Youth

Curiosa la historia de esta banda sonora: The Chromatics, el inmaculado proyecto synth pop de Johnny Jewel, era el favorito para Nicolas Winding Refn y Ryan Gosling a la hora de copar la banda sonora de Drive (2011), la película que le valió al director danés el premio a mejor director en Cannes y su consagración internacional. El álbum Night Drive (2007) tuvo la culpa.

Pero las cosas no saldrían según lo planeado: finalmente, los estudios impusieron su criterio (al ver que la película cobraría una dimensión mayor de la esperada) y tan solo dos temas de Chromatics pasaron el corte, ya que el grueso del soundtrack le fue encomendado a Cliff Martinez, antiguo batería de Captain Beefheart y Red Hot Chili Peppers. En cualquier caso, esta “A Real Hero” de College y Electric Youth, que sobrevuela todo su metraje y enmarca su escena final, preserva punto por punto el encanto retrofuturista de la música de Chromatics, que encaja como un guante con el tono de la película.

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