Otro delicioso descubrimiento de este pequeño gabinete de curiosidades: Fotógrafos con inquietudes artísticas en el departamento de policía de Sídney.
Es difícil no caer en estereotipos cuando pensamos en las fotografías de las fichas policiales. Cartelito sujeto con las manos, planos cortos y sobre todo un buen flashazo a traición. Imprescindible. Sin embargo, ¿qué pasaría si el fotógrafo del departamento de policía, ese personaje inadvertido que pulula entre los polis duros, tuviera una oculta sensibilidad artística?
Entre 1910 y finales de 1930, el departamento de policía de Nueva Gales del Sur (Australia) contó entre sus filas con una unidad de fotógrafos destinados a realizar lo que denominaron “fotografías especiales”: Una serie de retratos que diferían del concepto de la aséptica imagen destinada a completar fichas policiales y se centraba en otros aspectos. A través de planos medios y enteros, estas fotografías desvelaban matices sobre la personalidad y comportamiento relacionados con su apariencia física real. Una herramienta que ayudaría a identificar a estos delincuentes tanto a la policía como a los testigos.
Las imágenes fueron creadas con cámaras de fuelle de gran formato en negativos de cristal de 10x15cm utilizando la luz natural de las celdas, y gran parte del archivo que ha llegado a nuestros días (unos 2.500 negativos), salió de las dependencias de la estación central de policía de Sídney.
Se desconoce la identidad y si fueron uno o varios fotógrafos los que durante esa época realizaron las “fotografías especiales”. Pero un simple vistazo es suficiente para darnos cuenta que estamos ante la creación de un alma artística.
El modo de encuadrar las escenas, la luz utilizada en las tomas, en todas ellas se puede palpar un nivel de complicidad con los sujetos retratados. Estas personas acusadas de algún delito menor, y también delincuentes declarados, sonríen ante la cámara, miran con naturalidad mostrándose como son y posan, ante la que tal vez fuera la primera foto que les hacían en su vida.
La gran mayoría de estos negativos de cristal han llegado a nuestros días, pero no las fichas policiales, por lo que se tienen pocos datos de gran parte de estos individuos, solamente los datos escritos en los negativos y algunos antecedentes. Esta jugada del destino los convierte en elementos estéticos atemporales. Malvados de ficción de género negro, lo que que nos permite soñar con ellos y sus vidas.
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