Cine y mujeres en Asuán, Festival internacional de cine (AIWFF)

La ciudad más meridional de Egipto ha sido elegida por los ministerios de Cultura y Turismo para albergar el primer Festival Internacional de Cine de Mujeres (AIWFF). Del 20 al 26 de febrero pasados, se reunieron en Asuán cineastas y periodistas internacionales para acoger con la comprensible expectación un evento cultural necesario y reivindicativo. Las cuestiones abiertas entre los profesionales antes de la inauguración suscitaban la curiosidad y las dudas acerca del alcance, objetivos  y entidad de una muestra cinematográfica cuyo protagonismo correspondería al colectivo más necesitado de representatividad, visibilización y empoderamiento, especialmente tratándose de un país árabe.

El AIWFF, que contó con el apoyo del British Council y TV5Monde, surge de la iniciativa institucional y colabora en la dinamización de un sector seriamente afectado por la inestabilidad política de Oriente Medio, con la misión de revitalizar y normalizar la imagen cultural del país. En este sentido, incluso considerando las fuertes (y discretas) medidas de seguridad, el festival transcurrió en un clima de absoluta normalidad, en el que se departió libremente sobre cine y mujeres, representadas dentro y fuera de la pantalla. En este sentido fue especialmente interesante el foro Together, with art, we oppose violence against women, con la participación de la escritora egipcia Azza Kamel y otras periodistas y activistas como la libia Naima Gebril o la croata Rada Boric.

Naglaa Fathi

Naglaa Fathy, la icónica actriz egipcia, que causó furor en los años setenta, fue homenajeada en la gala inaugural, así como la rumana Cristina Flutur (Más allá de las colinas), previamente a la proyección de Leila, Daughter of the Desert, dirigida por la actriz, guionista y compositora Bahidja Hafez, en 1937. El Festival de cine de mujeres seleccionó a competición 14 largometrajes y 17 cortos, completando el programa con otros nueve en la sección Panorama. Así mismo, como parte del acuerdo de colaboración con el reconocido Festival de cine de mujeres de Salé (Marruecos) se proyectaron las películas The Fallen Leaves (Younes Reggab, 2014) y Reflections (Farida Bourquia, 2014). El cine egipcio también tuvo su propio foco en la sección Egyptian Panorama, para la que se seleccionaron cuatro filmes, entre los que se encontraba Nawara, dirigido por la prestigiosa Hala Khalil, también presidenta del jurado de largometrajes en la primera edición del AIWFF.

Claire in Motion (Annie J. Howell y Lisa Robinson, 2015)

El festival de Asuán elige a las mujeres como protagonistas dentro y fuera de las películas, como personajes de ficción y como directoras, pero también los directores tuvieron su lugar en las diferentes secciones presentando retratos femeninos. Sorprendente fue la selección de The Assassin de Hsiao-Hsien a competición, entre alguna opera prima, dentro de un conjunto de interesantes películas como la canadiense Cheer Up, de Christy Garland, rodada en Finlandia con visos de cinéma-verité, en la que acompañamos en sus andanzas a un grupo de cheerleaders,  en un coming of age a tiempo real. La estadounidense Claire in motion, dirigida por Annie J. Howell y Lisa Robinson, protagonizada por Betsy Brandt (Marie Schrader en Breaking Bad), es una inquietante propuesta cuyo argumento nos obliga a compartir la angustia de Claire en la búsqueda de su marido desaparecido y el descubrimiento de un mundo de secretos que ignoraba.

The Eagle Huntress (Otto Bell, 2016)

La directora rumana Anca Damian presentó Magic Mountain, que tuvimos oportunidad de ver en la edición de 2015 en Karlovy Vary, un original docudrama sobre el activista y refugiado polaco Adam Jacek Winkler, que recurre a la animación para ilustrar la biografía de un idealista luchando en Afganistán. Otro interesante documental, pero demasiado National Geographic para esta competición, es el estadounidense The Eagle Huntress, dirigido por Otto Bell, protagonizado por Aisholpan, una niña de trece años, que sigue la tradición de los mongoles de cazar, amaestrar y competir con águilas, que debe demostrar ser mejor que los hombres para ser aceptada como la primera de su género en acceder a su elitista deporte.

Por otra parte, Under Construction, de la directora bangladesí Rubaiyat Hossain (Meherjaan, 2011), sobre una actriz que se esfuerza por mantener su faceta profesional contra los deseos de su familia, tuvo una excelente acogida. La perspectiva antropológica estuvo muy bien representada por el filme italiano Accabadora, dirigido por Enrico Pau (Jimmy on the Hill), protagonizado por Annetta, una mujer que ha heredado de su madre el oficio tradicional sardo de ayudar a morir a los deshauciados.

Withered Green (Mohamed Hammad, 2016)

El jurado del AIWFF distinguió la película egipcia Withered Green, de Mohamed Hammad, presentada ya en Locarno y Dubai (donde ganó el premio al mejor director), un manierista art house film, canónico e intimista relato, protagonizado por una omnipresente Heba Ali, que consiguió con su interpretación el premio a la mejor actriz.

El premio a la mejor película y al mejor guión recayó en la española La puerta abierta, dirigida y escrita por la argentina Marina Seresesky, que también se llevó el premio de la crítica. Asier Etxeandía, obtuvo también el premio al mejor actor, por su excelente interpretación del transexual Lupita. La puerta abierta retrata con crudeza, sin obviar el humor, la embrutecida y triste vida de la prostituta Rosa (Carmen Machi), su difícil relación con la madre (Terele Pávez) y el escaso afecto que disfruta en la vida, a excepción de su amiga Lupita, para abrir una ventana a la esperanza a través de la acogida de una huérfana.

Asier Etxeandia, premio al mejor actor por La puerta abierta, de Marina Seresesky

El AIWFF tuvo un gran final, con un palmarés bien medido, la proyección de Dalida (Lisa Azuelos, 2016) y algunos consejos hacia la dirección del festival, cara a la próxima edición, como el subtitulado en árabe, para que el público femenino local que abarrotó las sesiones no tuviera problemas para sumergirse en las historias de otras mujeres, lejanas o vecinas, en las que reflejarse e inspirarse.