La llamada Era de la información se está convirtiendo, paradójicamente, en una fábrica de idiotas. Muchos intentan justificarlo con lo de que estamos expuestos a demasiada información y somos incapaces de procesarla pero no. Gran parte de los epic fail de la Internet se producen porque cualquier idiota tiene una conexión a la Red.
Hace unos días el señor Jay Brascomb publicó la foto que encabeza este post con el siguiente texto:
Desgraciada foto de un cazador posando sonriente al lado de un triceratops que acaba de matar. Por favor, compartan la foto para que el mundo sepa quien es este hombre y pueda avergonzar a este ser despreciable.
Miles de personas compartieron indignadas el post y pusieron a parir al protagonista, arengando a las masas o a todo aquel que quisiera escucharles sobre la barbarie de matar a un pobre triceratops indefenso. No se puede ser más idiota.
El bicho que aparece en la foto, el presunto triceratops, se extinguió hace millones de años. ¿No se daban cuenta de que es un animal que no existe, que debe ser un muñeco? Algunos sí se percataron de que era Steven Spielberg, así que su indignación subió como la espuma al saber que era una persona popular y la emprendieron contra sus películas.
Ni siquiera cuando los más avispados intervinieron para avisar de que era una foto de Jurassic Park, que era un dinosaurio extinguido y que era la imagen de un rodaje cinematográfico muchos de los idiotas criticones cesaron en sus críticas o se echaron atrás.
Son idiotas, no porque no percibieran la ironía, o no reconocieran a Spielberg. Ni siquiera son idiotas por haber obviado la pinta de dinosaurio extinguido del bicho de la foto, qué va. Son idiotas porque son de esos que pegan la puñalada trapera y se van, sin prestar atención a lo que dicen los demás, sin leer sobre lo que comentan. Son idiotas porque tienen toda la pinta de yo vengo a hablar de mi libro y me importa poco lo que los demás tengan que decir. Son idiotas porque ni siquiera admiten que hacen el ridículo miserablemente.
Pasa mucho. ¿Es un consuelo que sea algo generalizado? No debería serlo. Y, sin embargo, para algunos parece que lo es.
De la misma forma que tendemos a escuchar a nuestros interlocutores cuando hablamos ¿por qué no atendemos lo que dicen los demás en las publicaciones de las redes sociales? Si no nos interesa lo suficiente como para prestar atención a los comentarios de los demás, ¿qué nos lleva a pensar que alguien va a atender a los nuestros? Lo que nos lleva a una gran pregunta: ¿tú lo haces? ¿Te dedicas a pontificar tras leer un texto en diagonal y sin leer otros comentarios? ¡¡¡¿¿¿EN SERIO???!!!
Cuando leo estas cosas en las redes sociales, especialmente en Facebook y los comentarios de los blogs, me imagino a esas personas en un bar, monologando cada una con su rollo, gritando cada vez más fuerte con la esperanza de que alguien les haga caso sin éxito. Me los imagino cada vez más indignados, sin entender por qué nadie les atiende si tanto lo merecen, cuando ellos ni siquiera notan que hay otros hablando a su lado.
Cuando leo estas cosas me acuerdo, irremediablemente, de uno de mis ejemplos favoritos de idiotez compartida. Recuérdalo tú también cuando sientas la tentación de ser un idiota en la Red.
La imagen es del Mirror.
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