El primer y esencial ingrediente de la receta Bollywood es el actor. Bollywood es un star system tan fuerte como lo fue Hollywood en su Golden Age, pero en este caso predominantemente masculino.
El actor es el mayor reclamo de los carteles y el público paga por ver la nueva película de su actor favorito. Poco importa la historia, el equipo (y todo lo demás). Los favoritos comparten apellido (Khans, Kapoors y Bacchans) y se reparten las fechas. Por ejemplo, Sha Rukh Khan estrena en Diwali (la navidad india) y Salman en los dos Eid del año (el fin de ramadán y la fiesta del cordero). Está todo bastante reglado.
El presupuesto de una película se dictamina a través de la capacidad que tienen sus actores en taquilla. Sus nombres valen su peso en crores y los actores son completamente conscientes de su poder, dentro y fuera del set. Como en oleadas, los actores del momento se multiplican por la cartelería y paredes de la ciudad, en los periódicos, en la tele, en la sopa… son capaces de publicitar desde calzoncillos hasta cremas blanqueantes de piel, o el estado de Gujarat en su integridad.
Aún impresiona la visón de un actor o actriz que consigue durante meses la omnipresencia sosteniendo distintos productos en sus manos, pero con expresión e iluminación cuasi clonadas. Tendría lógica que estas temporadas coincidieran con el estreno de algún blockbuster, pero no, en Bollywood la publicidad es un podio que sólo los más grandes copan.
En la actualidad, actores de la talla de Akshay Kumar, Shah Rukh Khan o Aamir Khan (como Will Smith) han creado su propia productora. En lugar de cobrar exorbitantes sumas como actor, deciden limitar su sueldo a unos 3 millones de euros por película (en 2012), más el 50% de los beneficios de la película como co-productores. Los actores consiguen así tener la última palabra en las decisiones creativas del proyecto.
Las grandes productoras-distribuidoras con las que se asocian también salen beneficiadas: si la película pincha en taquilla, se han ahorrado el exorbitante salario del actor. Además, este acuerdo mantiene a los actores interesados en que la película funcione y se termine; algo de agradecer en esta industria.
Otros actores prefieren, como Almodóvar, delegar a una producción más cercana… y qué hay más fuerte que la sangre de un hermano. Los hermanos de Salman Khan (Sohail y Arbaaz) dirigen sendas productoras, que sólo trabajan con su hermano menor como protagonista, que sólo protagoniza dos producciones al año. Más claro agua.
De Aamir Khan se dice que controla hasta el más mínimo detalle de sus films, hasta en el montaje; o la publicidad. El actor también intenta utilizar su influencia para causas sociales, la mayoría enfocada hacia la educación de la India rural. Nitan Rao, su mujer, y él producen un programa de televisión, que se distribuyó también a pueblos sin acceso a antena (algo tipo La Barraca de Lorca), y que tocó temas tan tabús como el feticidio femenino, los abusos sexuales a menores o los crímenes a causa de la dote.
Hechos que siguen siendo noticia en India, pero que no alcanzarán la luz de la pantalla de cine.
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