Joe Wright es un experto en adaptaciones literarias, como Expiación, más allá de la pasión, Orgullo y prejuicio o Anna Karenina, y Peter Dinklage es, sin duda, un gran actor, pero su adaptación de la famosísima obra de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac, es una verdadera desilusión.
Basada en una obra de teatro musical estrenada en 2018, con guion de Erica Schmidt, mujer de Dinklage, y protagonizada por éste y Haley Bennett, casada con Wright, además de canciones de los hermanos Dessner de The National, la película repite el mismo plantel y Wright le sabe dar su tono visual a todo el conjunto, pero la película fracasa por la más sencilla de las razones, si haces un musical, las canciones tienen que ser memorables, o al menos, tarareables, y los números que las acompañan no deben aburrir, ni ser vistos como una interrupción de la trama, que es justo lo que pasa aquí. No hay en Cyrano una sola canción que perdure, ni un solo baile que no chirríe.
Para alguien al que le gusta la música de The National, las canciones que aquí suenan parecen bosquejos de canciones más que piezas terminadas y no hay un solo estribillo recordable en toda la película. Es un crimen que en una película musical, la única canción medianamente emocionante esté cantada por tres extras que no han aparecido hasta ese momento, y no volverán a salir nunca más. Me estoy refiriendo a la escena antes de la batalla y a la canción sobre las cartas de despedida que mandan los soldados, y sí, entre esos extras está Glen Hansard, el protagonista de Once, pero el hecho de que sea un cantante profesional no es lo único que la hace destacar, porque aunque es evidente que Dinklage no tiene una gran voz, la sabe utilizar, y su tono grave recuerda al barítono del cantante de The National, Matt Berninger. El problema es otro, el resto de las canciones no son lo suficientemente buenas… Tampoco lo son las coreografías.
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Ante este problema la película no puede levantar el vuelo en ningún momento, a pesar de la brillante actuación de Dinklage. Su elección es perfecta para el papel y sabe darle todo el aura de criatura herida y torturada a su personaje, alguien con un dominio de la palabra y la espada espectacular, capaz de enfrentarse a diez hombres él solo, retar a un noble de Francia pero luego ser incapaz de estimarse lo más mínimo ante la persona amada. El hecho de cambiar la enorme nariz por su enanismo es un buen giro y está muy bien llevado por el actor protagonista, aunque otros cambios de la película sean menos justificables, aunque sean perdonables.
Lo que no es tan perdonable es que Roxanne, el objeto de amor inalcanzable para Cyrano, esté tan poco definida que no quede claro si la película nos la muestra como una persona muy cruel o muy estúpida. Y es que la interpretación de Dinklage como hombre enamorado es tan clara para el espectador como para el resto de personajes y parece imposible que tarde en darse cuenta de todo varios años, incluso unos pocos más que el atractivo, pero no especialmente brillante Christian…
La película está herida de muerte cada vez que la música empieza a sonar.
También se echa en falta algún respiro cómico para un Cyrano que se regodea demasiado en su melancolía y tristeza, aunque, aun así, también hay cosas a destacar, más allá de la interpretación de Dinklage. La presentación del personaje es bastante buena, convirtiendo su primer duelo casi en una pelea de gallos tipo rap, aunque me dio la impresión de que, ya puestos, podían haber hecho una adaptación mucho más radical llevándose los personajes a otra época. También la puesta en escena de Wright es destacable, sabiendo sacar partido de los escenarios naturales de Sicilia.
Eso sí, la película está herida de muerte cada vez que la música empieza a sonar y es incapaz de transmitirnos las emociones que tan brillantemente sabe describir Cyrano, la alegría, la tristeza, el anhelo, la desesperanza o, por encima de todo, el amor y los sufrimientos derivados de este. Cada vez que la música comienza en esta película el espectador comienza a retorcerse incómodamente en su butaca y eso no puede significar nada bueno en un musical…
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