Una novedad editorial importante de esta temporada es el mastodóntico tomo, publicado por Autsaider Cómics, con una selección de historietas de Cowboy Henk. De actualidad en Europa por un premio reciente, este clásico del cómic belga mantiene intacto su espíritu de subversión.
¿Por qué la gente tiene que ser tan exageradamente coherente?, se pregunta el vaquero Henk, después de intentar comprar pescado en la panadería y pan en la pescadería. No es esa la única historieta de Cowboy Henk donde este personaje moldeado como un Tintín hipersexual y macarrónico, poseedor de una autoestima rubicunda, da muestras de su ignorancia o desprecio de las convenciones sociales. En otra página, mientras camina por la calle, siente la necesidad de hacer de vientre: entra en una tienda de ropa, y como no le dejan utilizar el cuarto de baño, pide probarse unos pantalones y en el probador se alivia ampliamente en esos pantalones inmaculados.
Por supuesto, la relevancia de Cowboy Henk se desprende de su excelencia gráfica y narrativa, y no por su reiterada escatología, que podría resultar un elemento gratuito si no fuera por la inteligencia de sus autores, el dibujante Herr Seele y el guionista Kamagurka. Gracias a la selección de historietas del tomo de Autsaider Cómics podemos apreciar la resistencia de Herr Seele a seguir una línea clara en la onda de Hergé (el creador de Tintín) para adentrarse en una estética deudora del pop-art. Un aspecto importante de este cómic es el afán de confrontación de sus creadores con la tradición de cómic francobelga y su interés compartido por el teatro del absurdo, el arte surrealista, el cine de Buñuel y, de forma parcial, el cómic underground norteamericano.
La mierda, lo escatológico, el sexo crudo, los delirios de grandeza, son elementos que Kamagurka y Seele han utilizado durante los treinta años de vida de la serie para darle su espíritu de subversión. En sus diferentes encarnaciones de vaquero, periodista, peluquero, artista o sátiro sexual, Henk es un personaje que simboliza la necesidad de catarsis de una sociedad burguesa, regida por el tedio de la economía del bienestar. La despreocupación del sonriente Henk al masturbarse, follar o cagar representa el ansia de liberación del ciudadano medio de la próspera Europa de las últimas décadas del siglo XX. Cowboy Henk se creó a principios de los 80 y desde entonces se ha publicado sin interrupción en un semanario belga de gran tirada, Humo.
Por sorprendente que parezca y a pesar de la evidente calidad de las historietas, y su uso contundente del lenguaje del cómic para estimular la carcajada e invitar a la reflexión, Cowboy Henk estaba prácticamente inédito en España. Su recuperación, a cargo de la microeditorial balear Autsaider, resulta necesaria tras el Premio Patrimonio de este año en el Salón del Cómic de Angoulême, el más importante de Europa. En Bélgica, Henk es un icono: el personaje ha sido distinguido con dos estatuas públicas de grandes dimensiones. La monumental edición de Autsaider, que recuerda a las de otra editorial relevante del panorama del cómic español actual, Fulgencio Pimentel, se encuadra en una estimulante corriente de realzar el aspecto objetual de los libros de cómic, y en ofrecerlos como fetiches para lectores exigentes.
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