Aennea, Orson Welles, Death & Vanilla, Darren Aronosfsky, Remate y Roman Polanski, protagonistas de la décima edición de Cinemascore, un festival único por estos pagos, que funde música y cine en una serie de conciertos.
Una década al servicio de algunas de las maniobras sonoras más audaces de la música contemporánea actual bien merece un hurra. Y cuando hablamos de música contemporánea, no lo hacemos inocentemente: el Cinemascore, al igual que la gran mayoría de proyectos ligados a la promotora castellonense Born Music (el ya veterano ciclo Sons, su participación en el exquisito Tanned Tin, ahora en suspenso), se distingue por predicar el proselitismo en torno a una serie de propuestas tan valiosas como arriesgadas. Sin corsés genéricos ni perezosas etiquetas. Aunque desde su seno se afirme que son el pop, el Folk, la electrónica y el experimentalismo sus principales coordenadas.
Es siempre el criterio de calidad el que prima en su selección de artistas, muy por encima de consideraciones acerca de su discutible proyección comercial. Un esfuerzo cuyo redoble de tambores aún merece mayor aplauso, si cabe, si tenemos en cuenta que se propugna desde una pequeña capital de provincia, rodeada de citas masivas (FIB, Rototom) pero tradicionalmente complicada cuando se trata de propagar los argumentos de músicos de ámbito (¿irremediablemente?) minoritario. La periferia de la periferia, como acertadamente afirman algunos.
El Cinemascore, que llevan a cabo en colaboración con el Aula de Cinema i Creació Juvenil de la Universitat Jaume I de Castelló, es un certamen que trata de fundir música con cine, y que ha sido así un auténtico lujo para la ciudad que lo acogía hasta ahora, Benicàssim. Por ella han pasado decenas de artistas que han puesto música en directo a las imágenes de películas y documentales.
Un esfuerzo titánico para cualquiera que alguna vez se haya embarcado en ello: así a bote pronto, vienen a la mente en Valencia ciudad los espectáculos de Polar en Roxy Club en 2003, Ciudadano en el Colegio Mayor Luis Vives en 2008 y Tórtel+El Hijo en Espai Rambleta en 2013. Y por el que en estos diez años han pasado por la ciudad benicense músicos como Joan Shelley, Pleasant Dreams, los propios Tórtel+El Hijo, Andrew Bird, Pascal Comelade o Bonnie “Prince” Billy.
El festival se traslada este año al Paranimf de la Universitat Jaume I, en Castellón, los días cinco, siete y ocho de febrero. Y está integrado por tres bandas, una por jornada: los castellonenses Aennea, los suecos Death and Vanilla y los madrileños Remate.
Los primeros, Aennea, practican una propuesta de alta gradación instrumental, con la que pondrán música a las imágenes de Pi, fe en el caos (1998), el film con el que Darren Aronofsky se dio a conocer internacionalmente. Será el jueves cinco de febrero. He aquí una pequeña muestra de lo que los castellonenses son capaces de hacer sobre un escenario.
El segundo foco de atención lo sirven los suecos Death & Vanilla, quienes definen lo suyo como un cruce entre el Dark Pop (digamos pop oscuro) y las Kraut-Lullabies (nanas a ritmo de Kraut Rock). Así lo remarcan al menos en su bandcamp. Suya será la misión de musicar la añeja El quimérico inquilino (1976), de Roman Polanski, el sábado siete de febrero. Sabiendo lo que son capaces de hacer en disco, la conjunción de ambos lenguajes no puede ser más suculenta en su caso.
Ya para poner el broche, los madrileños Remate mostrarán sobre el escenario del Paranimf, el domingo ocho de febrero, el trabajo que han realizado para ilustrar las imágenes del que fuera primer largometraje de Orson Welles, Too Much Johnson (1938). Un proyecto que han gestado en colaboración con el canal TCM.
Todas las actuaciones comienzan a las 20.00h, y sus precios oscilan entre los tres,cinco y los ocho euros (12 euros el bono).
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