“Contemplad el mundo de la magia”. El escritor Alan Moore sintetiza en Ángeles fósiles (La Felguera) un tratado que actualiza el valor de la magia en la sociedad contemporánea. Un libro fascinante, en cuyas páginas resuenan una sabiduría antigua y oscura y el eco reconocible de la actual cultura popular.
El día que cumplió 40 años, Alan Moore le comunicó a su familia su decisión de convertirse en mago. Por entonces, el peludo escritor ya era una leyenda cuya simple mención estremecía el pellejo de innumerables aficionados al cómic, tras el desmontaje y renovación del género de superhéroes que había llevado a cabo en títulos como Capitán Britania, Miracleman, V de Vendetta o, sobre todo, Watchmen. Desde su centro de operaciones en una ciudad, Northampton, ubicada en el centro geográfico y mágico de Inglaterra, Moore desdobló su actividad creativa en dos direcciones, la profesional y la personal. Mientras continuaba su trayectoria como guionista estrella del cómic americano, se dedicó a eludir la crisis de la mediana edad por el disfuncional método de profundizar en su interés en las ciencias ocultas.
A lo largo de los años, Moore ha materializado su actividad como mago en unas actuaciones en vivo selectas, exclusivas y –dicen– hipnóticas, que mezclan spoken-word, música, danza y espectáculo visual. Algunas de esa performances han sido adaptadas al cómic por el dibujante Eddie Campbell en El amnios natal y Serpientes y escaleras, dos libros que pueden considerarse, además de su novela La voz del fuego y sus novelas gráficas From Hell y Promethea, lecturas complementarias de este Ángeles fósiles, que ya ha agotado su primera edición española. Ángeles fósiles es un ensayo no excesivamente extenso, donde se invoca una reformulación contemporánea de la magia. El propio Moore ha definido como “llamada a las armas” a este tratado o manifiesto. Según afirma, tras la desfasada interpretación de la magia como ciencia, su posible revitalización en la sociedad de hoy en día pasa por considerarla Arte.
Además de relativizar y, en parte, ridiculizar la aproximación ceremonial y ostentosa de los iniciados en las artes oscuras del siglo XIX y principios del XX –Alesteir Crowley y Amanecer Dorado serían un ejemplo destacado–, Moore rechaza esos valores victorianos y propone volver a los valores del Cromañón. La magia es “ciencia paleolítica”, explica, al rememorar su origen en el chamanismo más antiguo. La magia es, o puede ser, Arte. Y los artefactos donde podemos encerrar nuestros hechizos y “reportar nuestras misiones mágicas” son los poemas, las novelas, las pinturas, las películas, las obras de teatro, la música. El ejercicio de la creación artística siempre conlleva una intervención de la realidad y el mago de hoy en día no necesita más que una pluma, un pincel, una cámara.
Moore, además, vincula la magia con una anarquía saludable y responsable, con un sistema tolerante y no unívoco, y en unos párrafos fascinantes, relaciona a las religiones, a todas, con la visión totalizadora del fascismo. En su visión, pues, la magia puede ser una herramienta con “función social” para ensayar la utopía. La edición de La Felguera de Ángeles fósiles rescata el texto de Moore de las profundidades de Internet, y está editado con mimo y reverencia por dos profesionales entregados, los escritores Servando Rocha y Javier Calvo. Uno y otro, en calidad de editor y autor del texto introductorio, el primero, y como traductor, el segundo, han propiciado la primera edición internacional de un ensayo que quizás encienda una “orgía alquímica” que ilumine el mundo.
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