Hong Kong, urbe multicultural por antonomasia, y laboratorio de globalización y mezcla, no deja indiferente a nadie, dejaos atrapar por la ciudad de Wong Kar Wai… Volvemos a Asia. Siempre se vuelve a Asia.
¿Quién de vosotros no se ha quedado prendado de las maravillosas películas de Won Kar Wai y de su mundo tan particular? Los planos fragmentados, los silencios, los colores saturados que han hecho a la cinematografía del director chino tan reconocible, no se entienden sin Hong Kong, esa urbe tan fascinante como desconocida para el occidental y me atrevería a decir que incluso para sus habitantes.
Hong Kong atrapa desde llegas a la ciudad, proveniente de su flamante nuevo aeropuerto, obra de Sir Norman Foster, y te sumerges en un viaje frenético en taxi entre rótulos de neón, nudos de autopistas y bloques gigantes que desafían cualquier consideración sobre la densidad urbana. El urbanismo se ha rendido y se tiene que reinventar. Desde el primer momento queda claro que no es una metrópolis occidental, pero que tampoco se trata de una gran ciudad china, y ese es su mayor poder de atracción. Hong Kong es mucho más.
Hong Kong Island
Chungking House
Hong Kong valley
Hong Kong no es una ciudad más de rascacielos, es la ciudad donde los rascacielos esconden maravillosos templos como el de Man Mo, donde el tranvía heredado de sus tiempos de colonia inglesa se desplaza entre verdaderos cañones urbanos bordeados de cientos de tiendas de gran lujo, para llevarte desde la China profunda, que sobrevive sorprendentemente en los rincones de Kowloon, hasta uno de los barrios con el metro cuadrado más caro del planeta: The Peak. La mezcla en sus calles habla de mestizaje, de un mundo nuevo con el eje situado en el Pacífico y no en el Atlántico. De repente, Blade Runner se hace palpable y te preguntas si tal vez podrás encontrar a Deckard al girar la esquina. ¿Ciencia-ficción? Viajen a Hong Kong…
Man Mo temple
Faith
Todo en la ciudad es desmesura y mezcla. Contaminación, blancos occidentales en viaje de negocios de camino a Australia y chinos nativos, cuyas raíces se difuminan en una nueva raza humana que tiene en esta ciudad uno de sus laboratorios. De repente, Europa es más que nunca “La vieja Europa” cuando cenas en alguno de los miles de restaurantes de la ciudad. No sin antes pasar un buen rato decidiendo: en el tercer piso un restaurante griego o uno chino, en el cuarto una pizzería italiana, enfrente un bar de tapas, en el sexto un restaurante francés, a pie de calle perritos calientes… una oferta que abruma más aún a fuerza de grandes caracteres y mucha, mucha luz de todos los colores.
Density
Hong Kong journal de bord
Continuará… y si no podéis esperar a comprar el billete de avión que os lleve a Asia: Yumeji’s theme
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