En Move your soul rescatamos el pop-rock-folk de artistas que, con mayor o menor sinceridad, adoptaron motivos esotéricos o se inspiraron en ellos para sus canciones. Hoy cambiamos de tercio para hablar de una música que ya estaba ahí mucho antes. Una música tan antigua que incluso nuestros añorados años sesenta parecen quedar a la vuelta de la esquina. Tan, tan antigua, que solo los viejos y los niños la recuerdan.
The Watersons
Un conjunto a capella de Yorkshire que interpreta música tradicional inglesa. ¿Existirá sobre la faz de la tierra algo más inofensivo?
Sin embargo, no todos los conjuntos folclóricos de Yorkshire titulan su álbum debut Frost and Fire: A Calendar of Ritual and Magical Songs (Escarcha y fuego: un calendario de canciones rituales y mágicas, 1965). Se trata de canciones del año campesino. “John Barleycorn” personifica a la cebada que cada año es asesinada y renace en forma de cerveza o whiskey. “Earsdon Sword Dance Song” procede de las danzas del pintoresco Boxing Day. El álbum sentará un formato estacional recurrente en el mundillo folk: por ejemplo, Right Wantonly A-Mumming: A Collection of Seasonal Songs & Celebrations (2007), de Sharron Kraus.
Basta escuchar estas melodías centenarias para confirmar que las islas británicas no son por casualidad la tierra de los Beatles: aunque su tradición de música clásica y eclesial no sea comparable a la rusa o la germana, sus canciones de siega están entre las más bellas del mundo, como lo están sus villancicos y otras músicas tradicionales.
Ante la majestuosidad de estas músicas “populares”, uno se pregunta si fueron concebidas originalmente como mero entretenimiento estacional. El propio libreto del álbum, firmado por un cierto A. L. Lloyd, sugiere que lo que hoy conocemos como tonadillas festivas eran en otro tiempo himnos a un dios: el señor de la cosecha.
El momento crítico del solsticio de invierno, un periodo rico para el ritual pagano, se convirtió en la estación de la Natividad del nuevo dios. La estación de las grandes ceremonias de primavera se convirtió en la época de su asesinato y resurrección. Sucede así que en muchas canciones de esta grabación elementos cristianos y paganos están inextricablemente enredados. Tanto se habla de mito y adoración del sol y demás, que es necesario recordar que detrás de la mayoría de estas costumbres de calendario y las canciones a ellas ligadas yace nada más misterioso, nada menos realista, que el ciclo anual del trabajo desempeñado en los campos.
Dave & Toni Arthur
Un matrimonio británico que acuñó otro título intrigante para un disco de folk y folklore: Hearken to the Witches Rune (algo así como Escucha a la runa de la brujas). Al parecer, la parejita se estaba iniciando en la magia y eran adeptos del proclamado “Rey de los Brujos”, Alex Sanders, quien por esos días también requebraba a la banda satanista Black Widow.
Hearken to the Witches Rune (1970) es otro álbum casi a capella con sonoridades tradicionales y una óptica neopagana, si bien las armonías vocales resultan un poco más estridentes: ¿un poco más brujas?
Gwydion Pendderwen
Desde Berkeley, California, un barbudo nos saluda con un pentáculo a modo de colgante, sosteniendo el Grial en una mano y un largo porro en la otra. Es la portada de (Gwydion) Sings Songs for the Old Religion (1975), primer álbum del mago Gwydion Pendderwen (nacido Thomas deLong), que se hacía llamar como un mago de la mitología galesa. El compositor pertenecía a la tradición iniciática Feri, y su objetivo era componer una colección completa de Canciones para cada uno de los Sabbats, canciones para las estaciones y canciones de amor para la Diosa y el Dios.
La música era sólo una de las actividades de Gwydion. En 1976, nuestro californiano peregrina a las islas británicas. En Gales tendrá un terrible encuentro con la diosa celta Morrigan, que lo convencerá de que su “arquetipo” propio es sacrificial. Los años siguientes se centrará en su carrera mágica, a través de diversas asociaciones neopaganas y conservacionistas.
Sería arduo enumerar cada una de estas asociaciones. Destacaremos la Sagrada Orden de la Madre Tierra (HOME, por sus siglas en inglés), la Iglesia de Todos los Mundos, cuyo panteón alterna deidades paganas de la Antigüedad con personajes de ciencia ficción, y la Sociedad para el Anacronismo Creativo, que sostiene que no hay nada malo en seleccionar qué nos interesa recrear del pasado anterior al siglo XVII.
En 1981, poco antes de que una carretera se cobrara su vida, hubo un segundo lanzamiento discográfico, más comedido.
The Wicker Man
Si una película ha marcado la forma en que concebimos el folclore británico, esa es El hombre de mimbre (1973), del director Robin Hardy. Su protagonista, el sargento Neil Howie, se traslada a la isla de Summerisle para investigar la desaparición de una niña, de la que ha sido informado por carta anónima. Allí descubrirá que sus habitantes han abandonado la fe cristiana, retomando tradiciones de un pasado que muchos creían olvidado…
Algunas de las costumbres que desfilan por la pantalla son célticas antiguas o imaginadas, pero otras proceden del folclore pasado y presente de las islas, recalcando sus (presuntos) orígenes paganos. La banda sonora refleja el espíritu a la vez intrigante y desenfadado de la película. Sus autores son el compositor Paul Giovanni y el grupo Magnet, creado expresamente para el film; también se incluyen melodías tradicionales.
Aunque no fue publicada hasta casi tres décadas después de la película, varios artistas neofolk han homenajeado a esta extraña banda sonora, por ejemplo The Green Man en su álbum From Irem To Summerisle (2005).
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