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Aprender volando

En Sin miedo, Juan, Lifestyle miércoles, 16 de abril de 2014

Juan Solbes

Juan Solbes

PERFIL

Enfocando el problema me pierdo en la niebla de los lamentos, de la culpa o del ¿qué he hecho yo para merecer esto? ¡Quizá poner el foco en la oportunidad me abra un mundo tan sorprendente como generoso!

Entreabiertos los ojos. Entre extendidos los brazos. Entre un paso y otro. Con cautela.

Alguien dijo alguna vez algo así como que el peligro no era caer en el río, sino permanecer sumergido en él. Quizá el entreacto de emociones que se multiplican cuando caigo me limita para ir más allá. Demasiada información que no puedo decodificar por la ignorancia del mecanismo. Y luego… luego el miedo, ese que es libre para tomar cuanto deseo y que me atenaza sin razón.

Serenidad. Silencio. La cabeza encima de los hombros denota que ya va siendo hora que por encima del instinto o de la emoción rija la inteligencia…..cualquiera de las dos, sea la racional o la creativa e imaginativa.

Siento que enfocando el problema me pierdo en la niebla de los lamentos, de la culpa o del ¿qué he hecho yo para merecer esto? ¡Quizá poner el foco en la oportunidad me abra un mundo tan sorprendente como generoso! Saber lo que quiero, lo que deseo, mis sueños y no tratar de evitar aquello que temo pueda ser un buen comienzo.

Aceptar las cosas como son, que no significa que me gusten, es el primer paso. De ahí a tomar la decisión solo supone abrir más los ojos. Luego, la ilusión, ese espacio donde se genera el potencial de energía necesaria para la acción. En presente, donde los verbos creer y crear se armonizan y equilibran en un único sentido. “Yo creo”.

Como decía Elisabeth Kübler-Ross, la mayor experta en tanatología, cuando alguien está a punto de fallecer la reflexión más común es “me habría atrevido más en la vida”. Y yo cansado de decir lo que quiero cambiar sin hacer nada a cambio. Cansado de tener la razón y ningún resultado.

Cerrar los mapas del pasado y atreverme a interpretar los nuevos quizá me lleve a lugares que jamás visité. Quizá descubra nuevas realidades, nuevas ideas, nuevas razones… experimentar el morir para renacer aquí, ahora.

Deseo salir de mi zona de confort, como dicen ahora los chicos del coaching, y atreverme a hacer cada día algo de lo que temo, no habitual, fuera de la rutina…

Esta es una senda por la que desarrollar y prosperar los talentos, las fortalezas y poner la experiencia al servicio de mis nuevas necesidades personales, profesionales y relacionales.

Abriendo los ojos, los brazos y dando un paso tras otro desaparece esta niebla.

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