Jóvenes, atléticos y con dones interpretativos, así son la mayoría de bailarines, reclamos perfectos para la publicidad. Pero ¿responden todos al mismo patrón?
No, si nos fijamos en la última campaña de la marca neoyorkina Rag & Bone, que ha contado con Mikhail Barishnikov para publicitar su colección de otoño invierno. No es la primera vez que el bailarín participa en campañas de este tipo y siempre es un gozo verlo confrontado con más jóvenes colegas, porque su presencia y estilo aportan tanto como el brío o la juventud de los otros.
Este del que hablamos es un precioso vídeo con una hipnótica música de Öngylkos Vasarnap en el que el divo aparece con Lil Buck, bailarín de street dance asociado a nombres como el del Cirque du Soleil, al del director Spize Jones o a la mismísima Madonna.
La danza parece un lenguaje perfecto para vender marcas, ideas, conceptos y todo aquello que la mayoría de veces no necesitamos. Apela directamente a la parte más dionisíaca de nuestra inteligencia, y mientras que un modelo posee igualmente un cuerpo estupendo y se le presuponen ciertas tablas, carece del plus de los bailarines en cuanto a dominio del espacio y capacidad de transmutar en múltiples personajes.
Aunque no es ese el caso de Jon Kortajarena, quien hace un par de años sudó y sudó para aprender los pasos que la bailarina y coreógrafa Blanca Li había preparado para su aparición estelar en un anuncio de perfume. Esos pies que taconean frenéticos son los suyos, sin dobles, y el supermodelo tuvo que practicar horas y horas según confesó en su momento para conseguir el resultado final.
Es Blanca Li precisamente una de las coreógrafas, española, aunque residente en París, que más moda y publicidad ha hecho, bien coreografiando para otros directores como Ridley Scott en un creatividad para Prada o Jean-Jacques Annaud para Perrier, creando los pasos en campañas para H&M (Beyoncé en bikini incluida), o en ambas tareas, realización y coreografía para Longchamp, GAP y otras muchas firmas que han encontrado en su sello el lenguaje que buscaban.
Las grandes marcas que quieren transmitir exclusividad, belleza y en el caso de una linea aérea como Air France acercarse a lo etéreo, buscan a los mejores, por eso contaron con el reputado coreógrafo francés Angelin Preljocaj para su campaña de 2012. Los también reconocidos bailarines Virginie Caussin y Benjamin Millepied, quien ha hecho sus pinitos en video danza y otros muchos formatos extra escénicos, bailaron de esta manera sobre un espejo de 400 metros cuadrados instalado en el desierto marroquí de Ouarzazate con el fondo musical del adagio del concierto para piano número 23 de J.S Bach. Belleza pura.
Es cierto que, igual que con los modelos estándar, el uso de la danza en la publicidad ha cosificado a los intérpretes, normalmente mujeres sensuales y esculturales y hombres muy refinados y bellos, pero existen piezas preciosas como las que hemos visto y otras muy interesantes por diferentes motivos, como esta campaña de Levi’s, el divertido anuncio que Tuixén Benet de la compañía barcelonesa Les Files Föllen hizo para Multiópticas o el de esta cadena hotelera mexicana.
Burbujas de cava, compresas, coches o lavadoras, muchos son los objetos para vender, y entre todos ellos, el perfume es de los que más ha utilizado la seducción del movimiento. Cerramos este post con uno de los que derrochan más estilo.
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