La combativa banda norteamericana, que funde con ardor hip hop y funk, visita nuestro país avalada por sus intensísimos directos.
Ay, los tópicos. ¿Qué sería de nosotros sin poder agarrarnos a ellos? La activista feminista y libertaria Emma Gouldman acuñó hace casi un siglo aquello de Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa. Y seguramente lo hizo sin saber que el aserto de marras sería cientos de veces utilizado durante años. Así ha sido, desde luego. Pero pocas veces tiene el recurso más pertinencia que cuando hablamos de The Coup, la banda que con mano firme lidera Boots Riley desde hace más de dos décadas en la bahía de San Francisco.
Esta semana están de gira de por nuestro país, precedidos por la incendiaria aureola de sus vitamínicos directos y por una discografía tan amplia como intermitente, que tiene en el más que estimable Sorry To Bother You (ANTI, 2012) su último capítulo.
El propio devenir histórico de la banda sirve por sí mismo para explicar su evolución: cuando empezaron, el hip hop combativo y racialmente comprometido de Public Enemy o N.W.A. (en las antípodas del derroche de lujo y glamour que marcaría el género años más tarde) marcaban la pauta, y unos tipos socialmente concienciados como ellos no iban a dejar pasar la oportunidad de imbuirse de aquel espíritu. No hay mejor prueba de ello que este “Dig It!”, single extraído de su álbum de debut, en 1993, Kill my Landlord (sí, “matar a mi casero”), también en sintonía temática con el black power de tintes confrontativos que bandas como Living Colour (su líder participa en lo último de The Coup, por cierto) proponían, en un tono menos amenazante, en temas como aquel “Open Letter To A Landlord” (1988).
Claramente posicionados en unos planteamientos de izquierda meridianos en un país en el que cualquier postura ajena al bipartidismo parece abocada al ostracismo, The Coup siguieron a lo suyo. Que no era más que tratar de alimentar conciencias al tiempo que se demarcaban poco a poco de la sombra del hip hop old school que tanto les había influido. Aunque no fue su música, sino una polémica portada, la que les granjeó una publicidad extra que seguramente no hubieran querido, por aquello de no ahondar en su condición de parias culturales, siempre a la contra y en medio del fuego cruzado por las soflamas patrióticas oficiales. Boots Riley y su secuaz Pam The Funkstress aparecían en aquella cubierta del álbum Party Music , en junio de 2001, activando un detonador ante el mismísimo World Trade Center. El FBI les siguió la pista (tal cual), y la portada tuvo que ser retirada a raíz del clima que reinaba tras los atentados del 11 de septiembre. Huelga decir que en su interior había argumentos más sólidos para prestarle atención, como este.
Los últimos años han visto a Riley involucrado en el movimiento neoyorquino Occupy Wall Street (que tanto se inspiró en nuestro 15-M) y colaborando con otro músico muy afín ideológicamente, como es el guitarrista Tom Morello (Rage Against The Machine), con quien formó en 2006 el supergrupo Street Sweeper Social Club (se habían conocido tres años antes en una gira de Billy Bragg por EEUU), con el saldo de un álbum y varios singles.
En todo caso, el acercamiento casi panteísta (por aquello del sesgo ideológico que le sirve de argamasa) a géneros como el punk y, muy especialmente, al funk en la estela de los míticos Funkadelic de George Clinton, es más notorio que nunca en Sorry To Bother You (ANTI, 2012), el álbum del que se alimentan en mayor medida sus actuales directos, y en el que han participado Joe Henry, Jolie Holland o Vernon Reid (Living Colour).
En vista de que se nos antoja harto difícil que hoy en día una banda de música pueda contribuir a transformar la sociedad (sí, desde luego, a desafearla), cabría concluir que The Coup quizá sean unos benditos idealistas. O directamente unos rehenes eternos de su propia convicción ética y estética. En todo caso, siempre será mejor la invocación a un programa ideológico de máximos (cuyo porcentaje de logros respecto a sus fines previos sea mínimo, pero no por ello desestimable) que un discurso tan huero de contenido (o tan maniqueo, que al final viene a conducir a lo mismo) que ponga su granito de arena para legitimar desde las trincheras de la cultura los aún flagrantes desequilibrios del sistema. Si además lo hacen con estupendas canciones, mejor que mejor.
No obstante, cualquiera que necesite argumentos para convencerse o desengañarse ante la filosofía que The Coup llevan tanto tiempo defendiendo, tiene la ocasión de escuchar directamente al propio Boots Riley en un par de conferencias sobre música negra y lucha social: ayer lo hizo en la Universidad de Murcia y lo hará también en Vigo el día 31 de octubre (Café Catro Catro). Su gira, que comenzó el viernes en Sevilla y continuó el sábado en Toledo, tiene sus siguientes paradas hoy mismo en Murcia (12 y Medio Club), mañana miércoles en Valencia (Wah Wah), el viernes en Vigo (La Fábrica de Chocolate) y el sábado en el BIME Festival de Bilbao.
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