La aspirante a nueva reina de la comedia televisiva triunfa en Comedy Central con su divertidísimo programa de sketches.
Amy Schumer, una rubia en sus treinta con el rostro algo hinchado y la barbilla en punta, escucha cómo sus compañeros debaten sobre dónde ir a tomar algo después del trabajo. Finalmente deciden, mirando con cierto reparo a Amy, que quieren ir a un club de striptease. Ella, que habla con el volumen de voz algo elevado, evidencia cierto esfuerzo a la hora de participar en la conversación. Quiere caer bien, sentirse parte del equipo de machos. Hasta que uno de ellos suelta el previsible: “Pero, ¿Amy querrá ir allí?”. La respuesta, coherente dentro del contexto, es un “Yeah, I’m cool with it! [¡Sí, me parece guay!]”.
Schumer, que siempre juega con personajes femeninos muy estereotipados, es aquí la mujer que está cool with it con todo: con que los chicos paguen la cena, con que tu novio te deje tirada un viernes por la noche, con que tus compañeros de trabajo te lleven a un club de striptease… En este sketch en concreto, Amy acaba enterrando ella sola a una stripper que uno de sus colegas ha dejado KO en un baile privado. Su último “I’m cool with it” suena de otra forma. Es un “IaaAaam coOOoaalllll Weaaaathhhh eeaaiiiitttt” que evidencia la frustración de una chica obligada a moverse en espacios hostiles sólo para contentar al sector masculino. Y es entonces cuando la Amy naïf desaparece para dar paso a la Amy crítica. “Mujeres, no estéis cool with it” es el mejor resumen de las declaraciones con las que apela directamente a cámara.
Este nivel de sátira, que por seguro irá acompañado de unas numerosas carcajadas, le ha valido a Schumer para alzarse como una de las nuevas aspirantes a reina de la comedia televisiva. En el horizonte tiene pendiente el estreno de Trainwreck, dirigida por Judd Apatow (Virgen a los 40), pero de momento es el estreno de la tercera temporada de Inside Amy Schumer (Comedy Central), y el éxito viral de los avances del programa en YouTube, el que ha generado tan espectacular llamada de atención. Surfeen un rato y compruébenlo, los medios norteamericanos han escrito ya mucho sobre Amy Schumer.
Hace unas semanas, en lo que fue una demostración de intenciones, Inside Amy Schumer estrenó su capítulo más ambicioso. Normalmente, los programas duran media hora y tienen una decena de sketches, pero este episodio en concreto se centraba únicamente en un remake en blanco y negro de 12 hombres sin piedad, protagonizado por Paul Giamatti, John Hawkes, Jeff Goldblum y algunos otros. ¿El motivo de su discusión? Decidir si Amy Schumer está lo suficientemente buena como para salir en televisión. Suena a sorna, pero es un debate que ha tenido montones de secuelas y reboots en las redes sociales.
Schumer, que es plenamente consciente de que estos rifirafes de gente imbécil existen, duda de todo y no tiene problema en colocarse a sí misma en pantalla como una mujer caótica. Y aquí entra el tirarse a quien le apetezca sin usar preservativo, beber y drogarse hasta acabar reventada sobre la alfombra o aparecer sin maquillaje en un videoclip en el que unos One Direction de pacotilla le aseguran que ella no necesita maquillaje. Todo esto del You don’t need no make up, eso sí, cambia cuando los cuatro cantantes la ven sin un atisbo de arreglo artificial.
Pero degradarse no es la palabra que define la forma de ser de Schumer en Inside Amy Schumer, porque lo que hace ella es ignorar las convenciones sociales que rodean a la mujer norteamericana (ergo, occidental) para presentar una crítica actual e hilarante sobre la desigualdad de género. También apela a todas esas chicas que se supeditan sin reparos a los machismos del show business y de los pasacalles, con lo que su programa, aparte de ser un logro espléndido para la comedia televisiva por su original formato, es también un alegato feminista imprescindible. Y deberíamos estar todos muy Coooaaaalll wiieetthhh ieeeeettt.
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