Los productores Ricky Falkner, Paco Loco y Raül Fernández Refree gozan de tal hiperactividad que parece que nada se mueva en la escena independiente sin su concurso
Podrían ser nuestros equivalentes a Steve Albini, Butch Vig o Jim O’Rourke. Esos músicos-productores que se embarcan en mil y un proyectos, ya sea tras los mandos de una mesa de mezclas o empuñando una guitarra o una batería como músicos a sueldo. Siempre aportan. Siempre hacen que su sello, garantía plena de calidad, resalte.
En la escena independiente norteamericana -en la británica, esta figura no es tan usual- , a estos tipos se les venera. Pero no ocurre exactamente los mismo con sus homólogos españoles, esos profesionales estajanovistas que se dejan hasta el último resuello en definir los contornos sonoros propuestos por cualquier puñado de músicos que se ponga a su servicio. O en oficiar como experimentados instrumentistas de refuerzo sobre un escenario, hombres de refresco para oxigenar o imprimir credibilidad a cualquier banda necesitada de cierto empaque. O como preciso contrapunto a solistas dotados de un trazo singular, pero necesitados de contraste o contención. Parafraseando la contagiosa coplilla de Astrud, y por partida triple: son esos hombres que lo hacen todo en España.
Ricky Falkner, por ejemplo, es esa larguirucha y barbuda sombra que se yergue, bien en medio o bien en una esquina del escenario (pero siempre en un segundo plano visual), en decenas de conciertos de bandas distintas a lo largo y ancho de nuestra geografía. Prácticamente forma parte del paisaje musical del país. No hay gran festival que no cuente con su presencia. Tiene su propio proyecto, los estimulantes Egon Soda.
Pero ha gozado de más proyección cuando se ha puesto al servicio de otras bandas, supervisando su trabajo e incluso formando parte de su alineación. Entre sus última producciones figuran Quique González, Love of Lesbian, Modelo de Respuesta Polar, The New Raemon, Lori Meyers o Iván Ferreiro. Y en los últimos tiempos se le ha podido ver sobre el escenario con Standstill, Love of Lesbian o Autumn Comets. Su portfolio profesional es lo suficientemente heterogéneo para creerle cuando afirma ser un ingeniero de sonido que trata de extraer lo mejor de cada banda sin desvirtuar su esencia.
Paco Loco es el nombre por el que todo el mundo conoce, al menos desde hace algo más de dos décadas, a Francisco Martínez. Es el productor por antonomasia del indie español. Militó de muy joven en Los Locos, banda embrionaria de la escena gijonesa (de ahí su apodo), y ha grabado más de 800 discos, entre los que se encuentran trabajos de Australian Blonde, Mikel Erentxun, The Posies, Nacho Vegas, Josh Rouse, Steve Wynn, Neuman, The Carrots, The Ships, Golden Smog o Manolo Tarancón. Casi todos en su estudio de Puerto de Santa María, donde reside junto a su mujer Muni Camón, cuya estupenda voz muchos echamos de menos desde los tiempos en los que militaba en Maddening Flames, una estupenda banda de mediados de los 90, que rendía honores a Neil Young y otros orfebres de la emoción eléctrica sin desestimar un perfil propio.
A diferencia de Falkner, Paco Loco es un tipo particularmente extrovertido e incuso extravagante, de los que no pasan nunca desapercibidos. De hecho, afirma que le gusta intervenir en todos los aspectos de una grabación. Su nombre es indisoluble de la eclosión indie estatal de los 90, pero no por ello -ni muchísimo menos- se le puede considerar un productor constreñido ni a una década ni a un sonido concreto. Sobre los escenarios, ha sido fácil verle en cualquiera de las resurrecciones de Australian Blonde. O con su propia banda, Los Jaguares de la Bahía.
El barcelonés Raül Fernández, singularmente conocido por el nombre de su proyecto personal, Refree, es otro de esos músicos-productores que parecen gozar del don de la ubicuidad. Su trayectoria es la de extracción más underground de entre las tres que abordamos: aunque en los últimos tiempos se le haya podido ver dando el contrapunto a Sílvia Pérez Cruz sobre decenas de escenarios, sus orígenes como músico -y como comprador de discos- se remontan al emocore de los años 90. Firmó, de hecho, un estupendo informe para la revista Rockdelux hace algo más de tres lustros, abordando desde una perspectiva crítica la carrera de todas aquellas bandas (Sunny Day Real Estate, Jawbox, Samiam). No por casualidad se había curtido en bandas afines como Corn Flakes o Romodance.
Pero el detallismo y la sensible sutileza que siempre ha irradiado al frente de Refree se ha visto también complementado con sus trabajos para Christina Rosenvinge, Kiko Veneno, Josh Rouse, Senior i el Cor Brutal o la propia Sílvia Pérez Cruz. Es de aquellos profesionales inquietos, que siempre necesita cambiar el paso a cada nuevo desafío. Y en los últimos años ha sido muy frecuente verle acompañando a Pérez Cruz, Lee Ranaldo (Sonic Youth) o Nacho Umbert, determinando con su aportación la prestancia escénica de sus propuestas.
No hay límites para estos tres hombres orquesta.
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