Cuando Goleman nos habló de inteligencia emocional, quizá empezamos a considerar inteligentes a personas menos intelectuales, ahora, con la inteligencia intuitiva, los inteligentes nada tienen que ver la reflexión o la razón.
Quizá, para tomar decisiones no haga falta tanta racionalidad, ni horas y horas de reflexión o de cientos de informaciones que consideramos necesarias. La primera impresión juega un papel fundamental en el proceso de toma de decisiones acertadas y convenientes para uno mismo.
Malcolm Gladwell, periodista científico de The New Yorker y The Washintgton Post tiene un estupendo libro, Inteligencia intuitiva, lleno de ejemplos y experimentos que coinciden en que aquellos que pensaron y reflexionaron en exceso ante una circunstancia acertaron menos que aquellos que no se lo pensaron dos veces. Es decir, que decidir a vuela pluma no solo puede ser positivo sino que incluso nuestro cerebro, a nivel estructural, favorece esta clase de mecanismos cognitivos.
Tener un mecanismo inteligente que nos asegure buenas decisiones a lo largo del día es fundamental para nuestra supervivencia y para la consecución de los objetivos que nos planteamos en nuestra vida. Si, además, ese mecanismo no necesita cantidades ingentes de información ni datos precisos y lógicos, sino solo un par de segundos, nos deja espacios para disfrutar de aquello que tenemos ahora.
Personas con cargos directivos que toman decisiones de venta con tanta seguridad que no necesitan informes espectaculares, técnicos de informática, mecánicos de coche, maestros, médicos… con sólo una mirada en una gran parte de las ocasiones tienen un diagnóstico y una decisión tomada que poco se aleja de la realidad. Podría decirse que nuestro inconsciente nos proporciona los datos necesarios para tomar esas decisiones y nos elimina todo el resto de datos que quizá no son tan importantes. Y desde luego, todos tenemos esa capacidad de escuchar al inconsciente.
Nuestros ojos se cierran automáticamente cuando alguien juega a golpearnos el rostro, el cerebro nos toma la delantera y actúa. Prestar atención a las intuiciones primeras, a esas primeras sensaciones, es muy importante porque nuestro cerebro ha reaccionado a nivel inconsciente, mucho antes de que nosotros hayamos conseguido percibir la realidad.
Este proceso sería, en esencia, todo aquello que yo soy y que sé y que aflora con tanta rapidez que no es necesario razonar su certeza, es un piloto automático que permite a todo nuestro psico-organismo navegar por la vida. Por tanto, podríamos confiar en nuestras corazonadas, instintos, pálpitos, para llegar a ocupar espacios deseados y de alta calidad de vida.
Por lo tanto, mi deseo es vivir intensamente, experimentar todo aquello que creo que es importante en mi vida, sin prejuicios, sin hacer daño al de al lado, leer buenos libros, ver grandes películas, conocer personas increíbles, escuchar la mejor música, viajar a espacios mágicos… porque todo ello va a contribuir a mejorar mi inteligencia intuitiva para que cada momento pueda seguir tomando las mejores decisiones para mí y para todos los que me rodean.
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