Fred Gibson tiene 28 años. Nació y vive en Londres. David Balfe tiene 30 años. Nació y vive en Dublín. El primero perdió a uno de sus mejores amigos por una enfermedad. El segundo perdió a su mejor amigo por suicidio. El primero tenía experiencia produciendo a algunos músicos de renombre. El segundo, tan solo en ignotas bandas previas. Ambos trabajan en proyectos unipersonales, sazonados con cortes de voz extraídos de mensajes de whatsapp. De amigos y de desconocidos. Componen, se producen y difunden sus discos desde la soledad del músico que se enfrenta al mundo entre las cuatro paredes de su domicilio, con el laptop como compañero más fiel. Con arraigo local y vocación universal. Ambos han debutado este años.
Y ambos han hecho los discos más conmovedores, emocionantes y palpitantes de 2021, el año del final del túnel. Dos discos. O mejor dicho, tres: dos de Fred Again.. (así, con dos puntos suspensivos), que es el alias de Fred Gibson, y uno de For Those I Love, que es el de David Balfe. Trabajos que, partiendo de la cercanía de la muerte, se erigen en monumentales cantos a la vida. Contagiosos tributos a una desbordante empatía. Maravillas de esa inventiva pop que nunca muere, tan solo se transforma. De las que hay que escuchar como un todo. De principio a fin. Porque es el concepto el que se impone. Y el que triunfa.
Son algunas cosas las que les diferencian, pero muchas más las que comparten. Ambos recogen de forma brillantísima (y con una admirable economía de medios) el legado de la mejor música de baile hecha en Reino Unido en las últimas décadas. Son hijos de la cultura de club. Del coloquial compadreo de la era post rave. De ese continuum que en las islas partió de la fiebre acid house hasta llegar al trap, pasando por el trip hop, el drum’n’bass, el jungle, el garage, el 2-Step, el grime o el dubstep.
Estilos que, emergiendo del underground, de los suburbios de las grandes ciudades, de las estrecheces de los pisos de los council estates, han ido —poco a poco— conquistando las listas de éxitos y colonizando culturalmente a gran parte del planeta pop. Géneros que han sido los altavoces de su juventud durante dos décadas.
Es el sonido del recuerdo a quienes no están, de la superación del duelo y de los abrazos recuperados.
Es imposible no acordarse de casi todos ellos cuando se escucha For Those I Love (September Recordings, 2021) o Actual Life (April 14 – December 17 2020) (Warner), ambos publicados antes de este verano; también con el reciente Actual Life 2 (February 22 – October 15 2021) (Warner).
Fred Again.. empezó a llamar la atención produciendo para Stormzy, Ed Sheeran, The xx, Underworld o FKA Twigs. Luego con el espaldarazo de Brian Eno. Tras escuchar sus dos primeros y recientes discos, publicados en menos de seis meses, parece mentira que no se hubiera atrevido antes. La suya es música pensada para bailar, pero también para sentir, para pensar y para evocar esa combinación de euforia y melancolía que ha definido (casi) siempre a la mejor música popular. Es música decisivamente informada por la pérdida y por el confinamiento. Dos tratados de pop electrónico que son como dos diarios consecutivos de lo que fue el último año y medio, que se alinean en la tradición que va de The Streets, MJ Cole o Craig David a Bicep, pasando por Burial, Skepta, Disclosure, The xx, James Blake o Jamie xx.
Es el sonido del recuerdo a quienes no están, de la superación del duelo y de los abrazos recuperados. Del rescate de los momentazos compartidos. Y resulta muy emocionante. El “We’re Gonna Make It Through” (“Vamos a salir adelante”) de Carlos, un obrero de Atlanta, resuena como un mantra a lo largo del primero de sus discos y emerge también en el segundo. Es el gran eslogan de un tiempo que ambos trabajos definen a la perfección, jalonados por esos mensajes de voz que invocan a la concordia y al desparrame como mejor forma de celebrar esta puñetera vida.
El de For Those I Love es el sentido homenaje de David Balfe a Paul Curran, quien fuera su amigo desde los 13 años y compañero en su proyecto anterior, Burnt Out. Curran decidió quitarse la vida en febrero de 2018. Sin previo aviso. Como la mayoría de quienes lo hacen. Y a David no le quedó más remedio que volver a empezar de cero e idear una colección de canciones que son rap, electrónica, baile, lamento, celebración y recuerdo al mismo tiempo.
Un disco, For Those I Love (Orchard/September Recordings, 2021), que a ratos parece un cruce entre The Streets y Underworld, y otras veces una combinación entre Burial y Disclosure. El jubiloso cierre de una gran cicatriz. El pálpito creciente de un enorme agujero en el pecho. Y con cada palabra mascullada con un acentazo del norte de Dublín que suena como si rumiara cristales, pero confiriéndole una autenticidad tan punzante como la de su actuación en el show de Jools Holland.
Fred Again.. y For Those I Love, Fred y David, han tratado de fijar con canciones la memoria de esa juventud que se escurre entre los dedos y ya no volverá. De esa inocencia que solo tiene billete de ida. Y lo han hecho de la mejor forma posible: honrando la memoria de la mejor de las amistades y conectando directamente con el espíritu de su tiempo. Del suyo, del tuyo, del mío. Bravo por ellos.
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