VOlumens regresa en su tercera edición, el sábado 28 de septiembre, a La Marina de València, y esta vez lo hace poniendo el acento en la simbiosis entre arte, ciencia y tecnología. Una forma diferente de experimentar y sentir la música, que en esta edición consolida su planteamiento, fijando ojos y oídos en el futuro, mientras cuestiona un presente marcado por la inmediatez y la hiperestimulación.
¿Hacia dónde se dirige la música electrónica? ¿Existe, en la electrónica, otra forma de interactuar con el público, más allá de un club? ¿Cuál es el límite creativo de la música? Estas son algunas de las cuestiones que orbitan en las eclécticas propuestas de los artistas invitados, algunos de los cuales hemos convocado en este artículo.
Entre ellos, el compositor y productor Vessel, que unirá su música a los visuales del cineasta portugués Pedro Maia, que trabaja con películas de 16 y 8 milímetros y empuja los límites y la estética del cine analógico, desafiando el proceso tradicional. Parallax, miembro activo del colectivo multidisciplinar Geométrika FM, que entiende la música electrónica como un poder movilizador, tanto social como artístico. Gela, y su inagotable conocimiento musical, capaz de mezclar estilos que van desde el leftfield y el space-disco hasta el acid-house o el techno más sugerente, pasando por el old-skool, para plantear propuestas que van más allá de lo establecido.
Murcof, nombre artístico del músico electrónico mexicano Fernando Corona, desarrolla u enfoque minimalista, con ritmos electrónicos basados en microsonidos y el uso de sonidos de instrumentación orquestal clásica, que cuestionan el límite de la electrónica en su sentido más tradicional. La artista multidisciplinar Adriana Petit, utiliza medios como la fotografía, el collage, la música, la escritura, la pintura y el vídeo; explorando la relación entre contrarios desde una perspectiva autobiográfica y deconstruccionista. El artista Fraction, cuyo trabajo se basa en la deconstrucción del ritmo, el caos tímbrico, el desorden aparente, el procesamiento de fuentes sintéticas y acústicas, es uno de los compositores más innovadores del momento, así como la artista Marta de Pascalis, cuyos trabajos en solitario emplean síntesis analógica y bucles de cinta, incorporando el juego libre en patrones constantes y repetitivos.
Todos ellos, convocados en el cartel de la próxima edición de VOlumens, responderán a ealgunas de las cuestiones que plantean el presente y el futuro de la música electrónica, y cuyo periplo empezará en el emblemático edificio de La Marina de Valencia, con propuestas de marcas tan representativas de la ciudad como es Audition, y terminará en el Casino Cirsa de Valencia, con una post-party que pondrá a prueba los bafles con los beats más atronadores.
Ya lo decía Bryan Kessler en una épica Première de Play It Before The Record Store: Such a Sweet Ability. Porque la poesía y el techno no están tan lejos como parece, ni tienen miedo en citarse el uno al otro en un armonioso track.
Da la impresión de que vivimos un momento dorado de los clubs. Cada vez hay más salas orientadas a vivir el instante, sin implicarse en ningún fenómeno de cambio que pueda estar experimentando la sociedad. Pero entendemos que la música electrónica puede ser muchas más cosas. ¿Por qué crees que se hace más hincapié en la música de club que en propuestas más abiertas y experimentales?
Vessel: Aunque no esté involucrado en la escena de club actual, me da la impresión de que es más abierta, más experimental y más porosa de lo que ha sido durante mucho tiempo. Dado que los orígenes de la música de cl,ub eran inseparables al deseo de los fanáticos de aunar todas las tendencias, géneros, colores y perversiones con el fin de tener un espacio para ser salvajes y hacer música que la sociedad en general vilipendió, mi sensación es que mantiene un buen estado de salud. Sin embargo, como digo, no salgo mucho, así que posiblemente no esté bien informado.
Por otra parte, no sé qué significa realmente el término “experimental” en general, o en el contexto de un club en particular. Creo que se ha exprimido mucho ese término. ¿Significa con ello que veremos a alguien reproducir un material que todavía está trabajando, a modo de work in process? ¿O estamos hablando de la aparición de la experimentación, como sinónimo de lo levemente extraño, una permutación de lo que ha estado sucediendo durante los últimos 60 años? ¿Es solo sacar tu culo / tetas / polla al escenario y gritarle al micrófono mientras entonas una pieza de chatarra?
Solo porque, por ejemplo, sentarse y tocar el Canon de Pachelbel en un club podría considerarse un acto desafiante o experimental, no significa que sea necesariamente interesante. No estoy interesado en el club y sus oscuros intereses. Prefiero bailar / escuchar / observar o lo que sea, y no tener que pensar en ello. Y si tienes un momento de “¡WTF! ¡Es esto!”, esa extraña alienación en la que te das cuenta de que estás escuchando algo realmente extraño e inusual, esa sensación es maravillosa.
Hay muchas cosas interesantes que suceden en lugares que no son clubes, como las salas de conciertos. Hay cosas increíbles en los clubes también. Y a menudo en espacios más fluidos que no son ni lo uno ni lo otro; justo en algún lugar para comprobar que la música sucede sin tener que pensar si esto constituye un acto de valentía cultural.
Gela: Supongo que la sociedad de consumo está cambiando la manera en la que se escucha la música. Ahí yo no me considero incluida. Me gusta tomarme el tiempo de escuchar la música, de explorar las diferentes sensaciones que me produce. En realidad, esta corriente de inmediatez, de todo rápido y cuanto más mejor se está extendiendo a todas las manifestaciones artísticas. La mayoría de las personas va al club en un acto hedonista. A dejarse llevar, a bailar, a disfrutar de la música. Esto hasta hace poco no daba cabida a música más experimental en la pista. Pero no todo lo destinado a la pista como la conocemos tradicionalmente tiene que ser 4×4.
Murcof: Me parece natural que la balanza se incline más hacia la música de club o bailable, es más visceral la experiencia, más inmediata, requiere menos esfuerzo de escucha, y no lo digo en mal rollo, creo que es necesario y saludable sacudir el polvo de vez en cuando.
Pero a mi entender, la música contemplativa, introspectiva, experimental, etc. es también muy importante, es crucial para darle voz a ese mundo interno y misterioso, para viajar hacia territorios desconocidos, y más ahora en este mundo sobre-estimulado de satisfacción inmediata en el que vivimos.
Parallax: Creo que a pesar de que el ritmo es quien mueve la noche, que el ritmo es baile y que la gente sale a bailar, cada vez aparecen más propuestas destinadas a la música experimental y el arte sonoro. Es cierto que muchas veces desconocemos estas propuestas o bien porque hacen menos ruido o porque nosotros nos movemos menos. Por ejemplo, se me ocurre Música Dispersa y su Women in Experimental Music Tour, AMEE, Pablo Sanz, Caixa Forum, La Casa Encendida o Sonicas. Claro que yo hablo de Madrid, que es la ciudad en la que resido actualmente.
Pero sí, es innegable que la noche está destinada mayoritariamente al baile y la música de club. Quizá sea eso lo que falle, programación fuera de la noche con otros proyectos, no lo sé.
Marta: Bueno, mi impresión es que el momento dorado de los clubes ocurrió al principio, en los años 90, cuando el virus mágico compuesto de ácido house + éxtasis empezó a extenderse… Después, por supuesto, ha evolucionado y se ha convertido en algo que involucra un universo de situaciones más complejo. Pero creo que sí, el tiempo de oro fue al principio. En cuanto a su aspecto de vivir el momento, no veo nada malo en ello.
Lo que encuentro más relevante es, por ejemplo, cuando los clubes muestran su punto de vista político. Por ejemplo, el año pasado en Berlín, entre clubes o asociaciones relacionadas con la música, se unieron para votar nuevamente a AfD, el partido político neonazi alemán que también tuvo una manifestación en la ciudad ese día. Dirigir un club implica administrar un negocio cuyo éxito está fuertemente relacionado con la combinación de valores como la tolerancia y la libertad, que chocan firmemente con la oferta nazi, por lo que sería una locura no participar en ella. También es una buena manera de hacer que los clubbers reflexionen sobre algo que a menudo dan por sentado, para sensibilizarlos. Pero tampoco quisiera generalizar sobre los asiduos de la pista de baile. ¡Existe tanto tipos de personas involucradas como los que nos son activas en política, que les gusta salir de fiesta alguna vez!
Adriana: Eso tiene una respuesta sencilla: por monetizar. Y aunque el Club, por propia experiencia, no es sinónimo de rentabilidad, claramente es un concepto más vendible y popular. Lo experimental intrínsecamente rehúye de la masificación. Sin intentar definir lo experimental, concepto que cada vez se diluye más, diría que se llama experimental a aquello que tiene una impronta más personal y/o busca métodos que no han sido usados antes (cosa que cada vez resulta más difícil de encontrar). El Club, a su vez, tiene mil facetas. Si hablamos de la cultura de Club tal y como se concibe hoy día, es un concepto asentado que no necesita explicarse, ni venderse. Es una forma de ocio más.
Fraction: Bueno, este es un punto interesante para desarrollar y me temo que esto va mucho más allá de la naturaleza misma de este tipo de música. Deberíamos entrar aquí en el campo sociológico y económico.
No considero la música de club como música de club, sino más bien como música de fiesta. De hecho, así es como este campo de la música se llama así mismo en realidad. Y la fiesta es algo que le interesa a la mayoría de los humanos. La gente se prepara para gastar mucho dinero para un placer inmediato y fácil. Y para que la actividad económica sea exitosa, se requiere estabilidad. Los festivales de techno en París reúnen a una gran cantidad de público… Y los clubes, los sellos, los organizadores de eventos, los proveedores de alcoholes, los traficantes de drogas, etc. Todos ellos están siempre muy entusiasmados por ese potencial, por supuesto. El dinero fluye fácilmente y sin ninguna amenaza. Puedes, como promotor, tener buen criterio musical y habilidades en la gestión como promotor, y eso es todo.
Al principio, empecé a pinchar en un club techno (en realidad, fue un gran malentendido con mi manager), y un día, el gerente del club me lo dijo por correo electrónico porque estaba haciendo una especie de electrónica extraña en directo (todavía estoy seguro de tener el mensaje en alguna parte), ok, te reservo la fecha, pero tendrás que soltar un poco de grasa, porque al final el rebaño de vacas solo quiere ser alimentado por la noche.
Por supuesto, la música de club es un campo musical interesante, aunque no en todas partes es así. Conozco lugares y personas que aún honran las raíces del techno. Pero generalmente, la música de club se ha convertido en una forma de ganar dinero sin demasiado riesgo. Se adapta a la perfección al paradigma económico contemporáneo en nuestras sociedades occidentales. Así pues, ¿para qué buscar otra cosa? El problema es que se ha vuelto algo tan poderoso que limita todo lo demás. Algunos quieren parecer originales para mantener el interés de su cliente, pero es solo una ligera desviación de lo verdaderamente necesario. Al final, solo es marketing.
La música experimental, por el contrario, es un extraño artefacto que sigue sobreviviendo. Un error en la norma neoliberal en la que vivimos. Ya no debería existir. Solo resiste por la pasión de algunos, que abandonaron la idea de ganar una cantidad indecente de dinero con ella. Y no es posible. ¿Por qué? Porque aquí la fiesta no es el objetivo. Creo que el objetivo es abrir la mente, alimentar las críticas y, al final, construir una rebelión moral, lo que absolutamente necesitaríamos como humanos para imaginar una sociedad humana responsable a diferencia de esta, donde los poderosos actores económicos compran nuestra conciencia a base de placer inmediato y fácil. Sé que esto puede sonar sectario, y no pretendo que así sea, pero creo que todo funciona como un sistema global, y debería analizarse de esta manera.
¿Se ha convertido en un engranaje más del mercado?
Vessel: Pero también lo ha hecho todo lo demás. Mi opinión es que, a pesar de la mercantilización de absolutamente todo lo que se puede comercializar, siempre hay quienes, por muchas razones válidas, no quieren ser parte de esa máquina y continúan haciendo sus propias cosas con poca o ninguna consideración. Sacrifican la idea de rentabilizar la empresa por el mayor tiempo posible.
Un equipo más en el mercado tampoco implica necesariamente que todos los clubes sean malos, que todas las noches de clubes sean malas. Pero, ¿hay más cobardes corporativos turbios, desinteresados y alineados para tomar su dinero a cambio de una experiencia profundamente superficial? Creo que eso es probablemente inevitable. Y de nuevo, nada nuevo.
Gela: Si te soy sincera, no le doy demasiada importancia al mercado o la industria como tal. Me apasiona la música, me gusta compartir y creo que tengo bastante suerte de poder hacer lo que hago. Me gusta comprar discos y apoyar a las tiendas locales. Ese tipo de mercado.
Murcof: Claro que hay sectores dentro de la música que han sido hiper-comercializados, donde el envoltorio se ha vuelto mas importante que su contenido, pero para bien y para mal es la naturaleza del sistema socioeconomico que actualmente nos rige, es lógico que va a intentar comercializar todo lo que pueda. Pero tampoco me parece que sea implícitamente malo, siempre y cuando no perdamos de vista que lo que importa es el contenido, pero he ahí el problema, es fácil dejarse llevar por la parafernalia del envoltorio, especialmente las mentes inexpertas.
Parallax: Eso no voy a negártelo. Donde hay negocio hay dinero y es escandaloso el tema de los festivales en España (por no hablar de las condiciones de los mismos). Cuando hace unos años había tres en verano ahora hay tres por semana. Es un engranaje más y hay que saber donde rascar.
Adriana: Obviamente, no me canso de repetir lo sibilino del capital al absorber todo aquello que de alguna manera tiene un foco de atención, en aquellos que ellos llamarían consumidor. Todo es susceptible de convertirse en un producto en este sistema económico. Digo todo, incluidos movimientos culturales que un día pertenecieron a un mundo más marginal, que nacían del lumpenaje.
Mi concepto de Club, a riesgo de sonar pedante, tiene su base en Berlín (que es lo que yo conozco). Al no vivir los años dorados de la música máquina aquí en Valencia, por ejemplo, no me puedo permitir buscar mis referencias en otro lado. Allí el Club y la electrónica por defecto, son una manera de vivir. El Berghain es considerado un edificio de valor cultural. Su manera de experimentar el Club está tan asentada que lo llevan a la ecuación perfecta. En España se desvirtuó mucho años atrás, y hoy parece que se la está reviviendo, reivindicando los estilismos propios que surgieron de ellos. Por eso corre el riesgo de resultar en una moda. Digo esto sin conocer de manera profunda el carácter cultural de Valencia en torno al Club.
Yo provengo sobretodo del underground, mis referencias van desde Throbbing Gristle hasta DAF, de The Fall hasta These Immortal Souls, de Coil hasta Nico, de Neubauten hasta Current 93 y un infinito etcétera. De ellos sólo unos pocos, por no decir ninguno, tienen una relación con el Club. La tienen de manera directa en la electrónica y sólo algunos de ellos.
El Club para mí es un exorcismo y está directamente relacionado con el baile, las drogas y los elementos propios de la discoteca: soundsystem atronador y juego de luces. Si todo ello converge de manera perfecta puede devenir en una obra de arte colectiva. Algo que aquí se confunde mucho es salir a las discotecas a deambular, ligar y ponerse ciego hasta olvidarte de quien eres. Repito, desde mi punto de vista, el Club es un lugar en el que bailar.
¿Qué entiendes por música de club y por esa música que va más allá del club?
Vessel: Creo que es una pregunta bastante grande. Música de club… música que, en un espacio en particular, brinda una fuerte sensación de libertad, así como de poder y comunidad. Puede permitirte hacer una gran descarga emocional y física, desafiar el dominio de la mente parlanchina y disolver los límites entre el artista y la audiencia.
Supongo que cuando la gente habla de música que va más allá del club, habla de cualidades que generalmente no se encuentran en la música del club, o que tocan con ese lenguaje musical. Música que no es estrictamente funcional, no solo sobre cuerpos en movimiento. Creo que aquí entramos en un terreno turbio. De manera similar al término experimental, la idea de música que va más allá del club a veces puede usarse para significar una superioridad a una experiencia de club normal, es decir, personas pinchando discos y otras bailando. Lo que me parece un campo bastante enorme de experiencias potenciales para reducir y juzgar. Ya existe una gran cantidad de experimentación, juego e irreverencia en el mundo de los clubes. Cuando alguien dice de ir más allá de algo, me apesta a marketing.
Gela: La música de club la entiendo como la que el artista elige para provocar unas sensaciones concretas en un contexto bastante definido. Puedes elegir la música que pones en cada club en base a lo que te transmite, a lo que significa para ti, a lo que representa ese club en tu experiencia. A lo que te sugiere. La que va más allá del club es la que seleccionas destinada a ser escuchada en contextos casi siempre más intimistas, con más cabida a la experimentación, al silencio incluso. Desde luego de club o más allá de él, si hace disfrutar a otras personas, para mí ya ha cumplido su misión.
Murcof: Creo que obedecen a diferentes necesidades, como comentaba arriba. No las veo en conflicto la una con la otra, al contrario, creo que se complementan muy bien, todo depende de la calidad del artista y la capacidad de escuchar del público.
Parallax: Creo que esto es personal y cada uno lo valorará de una manera, pero como he dicho antes, para mí la música de club es música que te hace bailar. Hay mucha música que me hace bailar y no considero que sea club al uso, por ejemplo SOPHIE por poner un ejemplo claro.
Marta: No veo más énfasis aquí o allá. Pero no sé, ¿quizás España es diferente? Por lo que he visto viajando por Europa, los clubes están llenos a medida que se agotan los conciertos. La música experimental está en el mercado desde los años 50, así que realmente no puedo verla como algo nuevo. Y, en general, creo que ver la música electrónica como un contraste de lo que es bailable o experimental es una forma muy inadecuada de acercarse a la música en general, un malentendido moderno muy, muy grande.
Fraction: Hay música en todas partes, desde tribus hasta orquestas filarmónicas. No hay un punto central alrededor del cual se encuentre todo. Más allá, no tiene ningún sentido. Si alguien involucrado en una organización de eventos usa eso, es solo con un propósito de marketing. Es como un anuncio de un coche que dice que te verás guapo solo en ese coche. Es una mierda. Así que pregúntate por qué quieres creer en ese anuncio.
Si buscas algo más en la música electrónica o cualquier tipo de música, búscala de verdad. Obtén algunos registros, vaya a algunos conciertos, empuje sus propios límites internos. Deja de ser este imbécil perezoso que reclama su décimo morrito en el bar fingiendo que tiene buen gusto. Este club no es un club de música, es un lugar para tomar su dinero.
¿Cuál es tu propuesta en VOlumens?
Gela: Pues me gustaría aprovechar el entorno y la hora para precisamente compartir música más experimental, pero iré más o menos en mi línea de leftfield y ritmos curiosos. Hay algunos temas que llevo siempre conmigo, pero también siempre es necesario leer las reacciones del público y tener la capacidad de improvisar. El trabajo de un dj es hacer que la gente se lo pase bien.
Murcof: Presentaré material de Lost in Time, que es un álbum que salió el año pasado con Glacial Movements, es el soundtrack para la película/art-film del mismo nombre. Y también presentaré algo de música inédita que he compuesto a lo largo de los últimos años para la compañía Suiza de danza rAlias, la he estado adaptando a formato en vivo y la voy a estrenar en VOlumens.
Adriana: Mi música no tiene nada de ejercicio de estilo, nunca he buscado sonar de alguna manera concreta. Por mí incapacidad sobretodo. Aunque hago música electrónica no creo que nadie sea capaz de meterla en un estilo. Es música visceral en la que posiblemente haya un poco de todos los grupos que me han obsesionado pero no de manera estética o formal, sino en maneras de hacer completamente libres. El resultado deberá ser juzgado y etiquetado por los demás.
Fraction: Mi trabajo siempre se centra en la idea de una experiencia radical. En VOlumens haré un acto audiovisual en el que intento buscar un equilibrio entre lo visual y el sonido. Así pues, no se trata explícitamente de lo visual o el sonido. Se trata del viaje desde un punto A al B, donde trato de lograr este equilibrio entre dos medios. Porque al final, la percepción de un acto en vivo es siempre una impresión general de la conexión entre los medios y la escritura, que está por encima de todo lo esencial. De hecho, me encanta esa actuación, porque es realmente instintiva, arriesgada y espero que sea un poco rara.
¿Qué pretendes transmitir?
Vessel: Una propuesta pletórica, con exceso caleidoscópico.
Gela: Pues básicamente quiero compartir los sonidos que a mí me fascinan, al margen del estilo. Prefiero llevar y que me lleven a sitios inesperados a las sesiones lineales. La vida es demasiado corta como para perdérsela.
Murcof: ¿En general? humanidad, trato de que mi música estimule el intelecto, las emociones y el espíritu en proporciones similares, independientemente de si estoy explorando territorios oscuros o ms luminosos. Busco el equilibrio en la música como en la vida misma, y aunque yo no lo tenga del todo en mi propia vida sí es algo por lo que lucho a diario, y la música es una muy buena herramienta para darle forma a esos anhelos y poder compartirlos con los demás.
Parallax: No lo tengo muy claro, un poco de allí y de allá. Me gusta mezclar y modificaré la propuesta según vaya viendo el avance del día. Nunca lo tengo del todo claro hasta que me pongo a ello la verdad. Glitches y breaks siempre acabo por poner o procuro hacerlo. Intento mezclar temas antiguos con temas muy recientes procurando cohesión. Quizá sea eso lo que más me gusta y me cuesta a la vez. Paso horas mirando música y clasificando pero hasta el momento de la verdad nunca sabes bien que poner. ¡Creo que tampoco te he respondido a esto!
Marta: Tocaré mi programa, que consiste en un solo de sintetizador y bucles de cinta. El sonido es un vehículo muy poderoso para acceder a un estado más profundo de conciencia, para expresar sentimientos y para aceptar nuevas percepciones. Espero que mi sonido pueda contribuir a desempeñar un papel en este maravilloso juego eterno, una y otra vez.
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