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Tan pancho con mi poncho

En Lifestyle lunes, 11 de agosto de 2014

Jesús Andrés

Jesús Andrés

PERFIL

La prenda estrella del invierno no tiene costuras, ni pinzas, ni botones ni sisa… El poncho se instala en el armario masculino para atemperarnos las carnes y soliviantar a los aburridos convencionales.

Mientras muchos aún estáis pensando en extender la toalla a la orilla del mar, yo, que odio el verano, la canícula y la arena, tengo mis anhelos puestos ya en la llegada del otoño. La estación de la rima maravillosa me permitirá volver a lucir los dos -sí, dos- ponchos que el año pasado compré donde Amancio.

Estas prendas que, de momento, sólo podían lucir sin sonrojo los mariachis y las mórbidas, llevan varias temporadas rondándonos. Allá por 2011, Alexander McQueen las incluyó en su colección y en 2014 son la apuesta fuerte de Burberry Prorsum. De todos modos, los argumentos definitivos para decir sí al poncho masculino, para que te defiendas cuando te envuelvas con el tuyo y te miren mal los del bar de la esquina, te los detallo yo a continuación. Te avanzo que poco tienen que ver con los dictados de las pasarelas internacionales:

#1 Del Maestrat a l’Alcoià, esta es tierra de mantas. Las morellanas son de reconocida calidad y sin una manta autóctona echada sobre los hombros no puedes participar en las gélidas noches de Sant Blai en Bocairent. Por tanto, tú llevas tu poncho porque eres muy tradicional.

Hipsters de la Serra Mariola

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#2 Es una prenda arraigada en nuestra indumentaria. No hay fallero que se precie que no luzca una como fabuloso complemento a su saragüell. Por eso, tú llevas poncho porque eres muy valenciano.

Trendsetter camino de la Valencia Fashion Week

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#3 Es símbolo de masculinidad. ¿Que los ponchos son cosa de señoras? Apela a tu acervo cultural cinematográfico y reivindica al Clint Eastwood de El bueno, el feo y el malo. En definitiva, tú llevas poncho porque eres un machote cinéfilo.

Clint, adelantándose a las tendencias

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#4 Abriga. ¿Qué llevaba Ramón García cada Nochevieja en la Puerta del Sol? ¿Qué lucía Marichalar para hacer frente al frío de la meseta? Una capa es, no hay duda, una especie de poncho, así que rebusca en el armario del abuelo y desempolva aquella que se compró en Madrid en el 60 y algo, cuando fue a la boda de unos primos. Es un hecho, tú llevas poncho para ir calentito en invierno.

El duque de Lugo, el it-boy de la aristocracia

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#5 Eres fan de Chavela. La chamana lo llevaba rojo, pero tú puedes gastarte 995 libras esterlinas y comprarte uno a cuadros de la marca británica del caballito y las gabardinas. A lo que vamos, tú llevas poncho porque tú lo vales.

La Vargas. Y punto.

La Vargas. Y punto.

Así las cosas, cuando este otoño te atrevas a enfundar tu silueta entre las gustosas lanas de un poncho, esgrime cualquiera de estos argumentos y deja patidifuso a tu intercocutor que, probablemente, llevará un abrigo de pañete y lo más atrevido que tenga en su armario sea una bufanda naranja de Springfield.

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