El atractivo de una persona aumenta si es alguien considerado competente, pero de vez en cuando comete algún error. Por el contrario, el atractivo de una persona disminuye si esa perfección le lleva a no cometer ni un error o si un incompetente comete errores.
Por lo cual, se puede entender que lo que nos hace ser atractivos es que seamos humanos y, por otra parte, lo que nos hace distantes e inalcanzables es la obsesión de algunos por la perfección. Quizá el ser despistados, romper alguna cosa que otra, tropezar sin darse cuenta, decir la palabra equivocada en el momento exacto, hace que la gente quiera abrazarnos cual ositos amorosos y tiernos.
Un grupo de psicólogos sociales, entre los que se encuentra Elliot Aronson desarrollaron un estudio en el que determinaron que cuando un competidor eficaz se equivocaba al final, su nivel de atractivo y aceptación aumentaba y, sin embargo, ese efecto no se daba cuando eran los competidores mediocres quienes se equivocaban.
Pero ojo con equivocarse mucho, porque que eso no te hace, para nada, atractivo. Nos gustan perfectos pero fiables, aunque se equivoquen de vez en cuando, es decir perfectos un poquito torpes…
Aquella teoría de Dale Carnegie en su libro Cómo ganar amigos e influir sobre la gente, donde había que simular ser amable para ser querido, repartir elogios y sorprender con lo que les gusta a otros, cooperar antes que competir y querer a las personas que nos ofrezcan máxima recompensa con el mínimo costo, quizá, queda un poco en entredicho cuando sin ser perfecto puedes llegar a tener un gran atractivo.
El Efecto Pratfall como han llamado a este comportamiento, nos ayuda a dejar de preocuparnos por los tropiezos, caídas o pequeños errores, ya que estos nos echaran una mano en nuestras valoraciones positivas de los demás. Si además, eres capaz de admitir tus errores y hablar abiertamente de tus pequeños fracasos el triunfo lo tienes asegurado….
En general, confiamos en aquellos que cometen algún error, porque los vemos más cercanos a nosotros y más próximos a lo que nos sucede a todos los demás. Los que se llaman perfectos tienden a intimidar y pueden despertar una sensación de amenaza en cada uno de nosotros. Así que, cada vez que cometas un error o una equivocación, puede ser que estés incrementando tu atractivo, pero no te olvides que demasiados errores serán el motivo de caer en el más absoluto ostracismo.
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