Javier Tolentino publica un libro imprescindible para cualquier buen cinéfilo en el que reúne una excelsa selección de películas clásicas y de culto, pero también de pequeños tesoros por descubrir.
Mi admiración por Javier Tolentino reside en su valerosa, y en ocasiones arriesgada, apuesta por el cine más radical y menos acomodaticio, el que se sitúa fuera de las convenciones al uso y de los circuitos comerciales, el que indaga en la emoción y la reflexión y no se detiene en el simple entretenimiento.
En El cine que me importa (Larousse), Tolentino ha reunido una exquisita selección de unas setenta películas que le han marcado en su experiencia como espectador, pero también en su trabajo como director del prestigioso programa radiofónico “El séptimo vicio” de Radio 3, uno de los espacios culturales de referencia para cualquier cinéfilo en nuestro país. El cine que me importa es una guía muy valiosa para quienes quieran interesarse por películas poco conocidas o escasamente comerciales, pero de una calidad excelsa, que Tolentino ha ido descubriendo en los festivales y certamenes cinematográficos a los que ha asistido en su ya larga andadura como crítico.
El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973)
Al margen de su erudición cinematográfica y de su alentador espíritu didáctico, el libro puede leerse como una biografía de cine, como un itinerario por las películas que ha visto y de los cineastas y actores que ha conocido tanto en sus extenuantes jornadas dentro de una sala de proyección como en sus prolongadas noches de tertulia festivalera. Los datos e informaciones de cada película están aderezados con reflexiones críticas de una gran perspicacia y con anécdotas propias que contribuyen a enfocar en un primer plano a los directores de los filmes seleccionados.
L’image manquante (Rithy Path, 2013)
Gracias a su libro he descubierto películas fantásticas de las que no tenía noticia, como L’image manquante (2013) del camboyano Rithy Path, Manuscripts Don’t Burn (2013) del iraní Mahammad Rasolulof, Tuli (2007) del filipino Auraeus Solito, Los colores de la montaña (2009) del colombiano Carlos César Arbelaez o Los viajes del viento (2010) del también colombiano Ciro Guerra, entre otras. También me ha servido para constatar el fino olfato de Tolentino a la hora de descubrir pequeñas y valiosas rarezas cinematográficas como los documentales españoles El honor de las injurias (2012) de Carlos García Alix y El esfuerzo y el ánimo (2009) de Arantxa Aguirre.
Aunque no pretendía realizar una selección de sus películas preferidas ni de los clásicos que más le han marcado, Tolentino incluye algunos títulos notorios de la historia del cine, como Viridiana (1961) de Luis Buñuel, Muerte de un ciclista (1955) de Juan Antonio Bardem, Plácido (1961) de Luis García Berlanga, El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice o Cría cuervos (1975) de Carlos Saura, por citar tan sólo cinco filmes fundamentales del cine español. Tolentino se aproxima también a los grandes cineastas actuales, pero no necesariamente a través de sus películas más conocidas o mejor valoradas. De este modo, comparecen Michael Haneke con La cinta blanca (2009), Quentin Tarantino con Malditos bastardos (2009), Aki Kaurismäki con Le Havre (2011), Woody Allen con Manhattan (1979), Lars Von Trier con Melancolía (2011) Jim Jarmusch con Only Lovers Left Alive (2013), Roman Polanski con El escritor (2010) o David Lynch con Inland Empire (2006).
Belle toujours (Manoel de Oliveira, 2006)
También resulta muy sugestiva su mirada de los grandes maestros del cine a través de películas no tan celebradas, como Ingmar Bergman con Saraband (1999), Alain Resnais con Les herbes folles (2009), Manoel de Oliveira con Belle toujours (2006) o Roberto Rosselllini con Paisà (1946).
Sin duda, El cine que me importa es uno de los libros que más me ha ayudado a seguir descubriendo películas muy valiosas y a mantener una cierta esperanza y fe en el cine en estos tiempos convulsos de profundos cambios para la cultura audiovisual.
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