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Cine y Series

Day-O (Banana boat song) + Bitelchús

En Música, On connaît la chanson, Cine y Series miércoles, 1 de octubre de 2014

Joan Pons

Joan Pons

PERFIL

El calypso, por sí solo, no es un estilo musical que dé risa. Si se nos levanta la comisura del labio al pensar en los hits de Harry Belafonte no es culpa suya. Es de Tim Burton. Day-o, day-ay-ay-o, daylight come and me wan’ go home…

– Hitos de la música calypso en el cine. Desarrolle su respuesta (y no vale acordarse de aquel canallesco y mítico disco que hizo Robert Mitchum empapado en alcohol).

– Bueno, pues, mi respuesta es Bitelchús y… Day-O (Banana boat song) de Harry Belafonte porque… del Caribe la traigo yo.

– ¡Aprobado!

Bitelchus (1988, Tim Burton)

La escena de Bitelchús es un gag que, cuando lo ves, parece que pilla por sorpresa incluso a los actores que lo protagonizan. En este poltergeist zumbón que los fantasmas de Geena Davis y Alec Baldwin ponen en escena en su casa para asustar a los nuevos inquilinos durante una cena de piticlín, Catherine O’Hara se arranca inopinadamente y perdiendo el control de su cuerpo con los primeros versos de Day-O (Banana boat song) de Harry Belafonte a la altura del cóctel de gambas. El resto de comensales, primero sorprendidos y luego igualmente poseídos por este ritmo caribeño, la siguen en una coreografía bufa para los anales de la comedia -aunque los créditos finales con Jump in the line (Shake, senora) con la joven y siniestra Wynona Ryder levitando también eran de traca-.

Bitelchus (1988, Tim Burton)

Esta canción de 1956 que abría el tercer álbum de Harry Belafonte, es un mento jamaicano y no un calypso (por mucho que el disco en cuestión se llamara directamente así: Calypso). Pero, para el caso, da lo mismo. Es una pieza tradicional cantada desde el punto de vista de los trabajadores del puerto que faenan cargando botes de bananas durante el turno de noche. Canción obrera, canción comunitaria, canción viril, canción sufrida, pues. Mucho más mérito para Tim Burton, entonces, que supo darle la vuelta como un calcetín (de rayas blancas y negras, claro).

Harry Belafonte

A pesar de las muchas y diferentes versiones que a posteriori se hicieron de este tema (de Shirley Bassey, de Taj Mahal, de The Kinks, de Michael Jackson, de Lil’ Wayne, de Sara Vaughn, de Shaggy…), su inclusión en esta comedia paranormal de Tim Burton de 1988 la fijó para siempre a una tesitura; aquella en la que los WASPs sienten el pinchazo de la música caribeña y, acaso como capricho exótico, pierden el oremus ante los ritmos tradicionales antillanos. Quizá los desnaturalicen para siempre jamás. Pero también ayudan a su popularización.

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