Ya lo decían The Cramps: chicas en bikini y metralletas. Una fórmula de éxito (¿eh, Tarantino?). Harmony Korine parodió este combo de sexo + violencia en Spring Breakers. De fondo, sonaba Britney Spears.
Si Spring Breakers no es la caricatura definitiva del imaginario gansta, del bling-bling y de mercado de la carne del hip-hop es por culpa de esto:
El gran Chris Cunningham asestó un golpe de kárate en la nuca de la retórica audiovisual de los videoclips de rap (brocha gorda del triunfalismo grosero, con limusinas, champagne, jamonas, etc) con esta pieza musical para Aphex Twin después de la cual ya nada fue lo mismo. Con Windowlicker se traspasó una línea roja. Todo el hip-hop y el R& B de su tiempo quedaron en evidencia. En el S XXI (el clip del año 1999) los artistas de estos estilos que querían aparecer en la MTV debían buscar otras estéticas (pasillos plateados, escenarios exóticos…) si no querían caer en la parodia de la parodia.
Por desgracia, la existencia de esta obra maestra de Cunningham-Aphex Twin también sacó los colores a la crítica de cine años después: muchos de los escribas que en el 2013 alzaron Spring Breakers a la categoría de obra maestra de la perversión del universo “hip-hopero” ignoraban la existencia de Windowlicker. Ay, la endogamia, un poco soberbia, de los críticos que solo ven cine y solo saben relacionar las películas con otras películas (son los mismos que aún consideran el videoclip un formato audiovisual menor, ¿no?). Buena parte de la gracia de la película de Harmony Korine era ya tierra quemada. Y además, su sátira era mucho más tímida y ambigua: la peli cae a veces en la misma glamurización que quiere criticar y el clip es una malformación feista incuestionable.
No obstante, la película de Korine tenía otros atributos. Si bien como apropiación estética tendenciosa llegaba tarde, como dardo en la diana de la sexualización extrema de la pubertad sí era muy certera. Esas estrellas Disney que pasan de ser colegialas a stripers de la noche al día, que se acuestan inocentes y se despiertan expertas en pole dancing, son, literalmente, las protagonistas del film. Chicas que perrean durante sus vacaciones de semana santa, pero que todavía se enternecen con una “baladón” teenager de Britney Spears cuando aún llevaba coletas.
La suma de Everytime más un piano blanco al atardecer más unos pasamontañas rosas más metralletas en ristre es uno de esos momentos de una extraña delicadeza kistch tan malintencionada que no puede ser más sublime.
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