Un periodo que comienza los tres días posteriores al plenilunio y que tiene el enorme poder de favorecer aquellas acciones encaminadas a eliminar lo que no deseas en tu vida.
A pesar de haber querido que hoy fuera un día de asueto en toda regla, se me ha ocurrido investigar por internet sobre un tema que ahora no viene a cuento y algo me ha sorprendido, no sé todavía en qué sentido.
Soy uno de esos que pertenecen a un colectivo de personas que alcanzan unos niveles de sobrepeso que aconsejan tomar las medidas adecuadas para volver a recuperar de manera más o menos inmediata la figura humana. Esto no quiere decir, de ninguna manera, que no me haya tomado en serio el tema y que no haya puesto toda la carne en el asador para conseguir los objetivos que, prácticamente, cada lunes del año me propongo.
Conozco a otros semejantes que pertenecen a esos colectivos de personas que llevan una vida mediocre y aburrida, porque no se atreven a tomar la decisión de finalizar una determinada relación y de una manera u otra están aprendiendo a capear el temporal y atraer una cantidad mínima de alegría a su vida.
Y si en tu casa tienes algo pendiente de reparar, como un grifo, el mango de la sartén, la pata de la silla o la cuerda del reloj, que no has conseguido arreglar en los últimos años es porque no has tenido en cuenta que estas cosas o se empiezan en la fase de cuarto menguante o no sirve de nada hacerlas en cualquier momento.
¡El cuarto menguante es el periodo de la luna donde las reducciones se hacen realidad! Es el momento de comenzar a reducir kilos comenzando una dieta adecuada a tus necesidades. Es el tiempo de reducir el número de amig@s finalizando esa relación que tanto deseas. También es el tiempo de reducir el efectivo en tus manos y pagar esas facturas atrasadas que tienes… Y, por supuesto, es tiempo de reducir tus cosas pendientes y hacer todas las reparaciones que tienes que hacer en casa…
Por si fuera poco, si cortas tus uñas o tu pelo en cuarto menguante, tienes todas las de ganar porque van a crecer menos de lo normal. En fin…
Si hubiera sabido esto, no habría fracasado con mi dieta las veces que lo he hecho. La de cosas que estarían arregladas en casa y la cantidad de relaciones que no hubiera mantenido en el tiempo. Seguramente hubiera pagado lo que debo y no tendría ni un duro, ¡pero las cosas habrían funcionado!
Sé que suena a broma… pero ¿podríamos imaginar la sociedad en la que vivimos tomándose en serio el cuarto menguante? ¡La cantidad de cosas que se reducirían de una vez por todas!
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