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Historias de amor

En Sin miedo, Juan, Lifestyle lunes, 7 de diciembre de 2015

Juan Solbes

Juan Solbes

PERFIL

Atravesar juntos una puerta cerrada, cuando en la lumbre arden sólo palabras de amor sencillas y tiernas, no es únicamente un sueño de poetas, como dice Serrat.

Cuando en ocasiones me cruzo o se cruza por mi vida alguna persona que considero interesante y del sexo contrario siento como un pequeño vértigo en las rodillas, que me hace reflexionar en la conveniencia o no de convertir ese pequeño cruce en un choque de trenes.

Las cosas no deberían ser así, una persona interesante es siempre una persona interesante y sólo por eso vale la pena tenerla cerca, se piensa en silencio. Como la vida te invita constantemente a asomarte al otro lado te das cuenta de los inconvenientes que han surgido, en otros momentos, con otras personas, también interesantes, que irrumpieron en tu vida y te dejaron algo maltrecho.

He conocido personas que se enamoran de personas imposibles autoafirmándose en su enorme capacidad de enamorarse, pero que su amor es imposible, y también he conocido profetas emocionales, a los cuales se les cumplen sus profecías en cada una de sus relaciones, que fracasan con personas ya elegidas con ese propósito.

Yo no voy a entrar en esa especie de filofobia trascendental que te impide amar, que te hace temer el compromiso o a mantener cierto tipo de relaciones de manera enfermiza sino que me voy a quedar en ese “mejor no entrar para no sufrir” que es muy normal en nuestros días.

Cuando aparece alguien que tiene un peligro moderado siento una enorme atracción y sé que largarme, o hacer como que no la he visto, no me ha hecho sentir mucho mejor, porque eso de huir sin afrontar una situación como que no va mucho conmigo. Arriesgar forma parte de la vida y cada persona es única e irrepetible; quedándome en la sala de espera no me permito vivir experiencias sean del tipo que sean. Así que me he dado cuenta que soy mucho más de “que me quiten lo bailao”.

Y dentro de cada baile tengo la capacidad de decidir si quiero un pasodoble, un tango, un reggaeton o deseo bailar suelto. En algún tiempo pensé que solo existía un tipo de baile, pero la grandiosidad de las relaciones te enseña que hay diferentes maneras de afrontarlas sin tener que entrar siempre a matar.

Sé que existen muchas personas que cierran sus corazones por el miedo a sufrir, por el temor al fracaso, pero también sé que cada persona tiene algo maravilloso que mostrar, al igual que cada uno de nosotros que descubrir.

Esta vida es una experiencia que vale la pena vivir, si nos encerramos en casa o cerramos los ojos y el corazón no tendremos historias que contar a nuestros amigos o a nuestros nietos cuando seamos viejos; Porque también conozco muchas personas que se han echado a la calle y ahora están alimentando la lumbre con miles y miles de paraules d’amor.

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