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Cine y Series

Traci nunca quiso ser un juguete roto

En Vidas salvajes, Cine y Series miércoles, 19 de noviembre de 2014

Miguel Caamaño

Miguel Caamaño

PERFIL

Traci Lords forma parte de esas vidas salvajes que pudieron y supieron encauzar su camino para no sólo redimirse, sino también para demostrar al mundo que esos diálogos que todo el mundo pasaba a cámara rápida, con ese viejo vídeo VHS, pronto serían escuchados atentamente en otro tipo de contextos.

Así es, contextos, hypers, contextos: A esta rubia nos la hemos podido encontrar en momentos de onanismo inconfesables observando sus generosas areolas, haciéndole coros a Los Ramones o dándole la réplica a Wesley Snipes en Blade.  Eso sí que es versatilidad. En los tiempos en los que la silicona no reinaba y la depilación púbica era una excentricidad, una niña espabilada de un pequeño pueblo de Ohio engañó a todo el mundo con un ID falso. Ello hizo que apareciese en casi un centenar de películas X durante dos años siendo menor de edad, lo cual provocaría un seísmo en la de sobra conocida puritana sociedad estadounidense.

A Nora, su verdadero nombre, siempre le quedaría París, porque al poco de cumplir sus 18 años rodó una especie de incunable del género: I love you, Traci, en la ciudad de la Torre Eiffel. Así, ésta se convertiría en la única película X distribuida legalmente en Estados Unidos y con la que no pudo aliviar en cierto modo las pérdidas económicas que supuso la retirada de todas y cada una de sus pelis previas.

El escándalo estaba servido: a ella no la acusaron, pero muchos de los responsables fueron encarcelados por el delito de contratar a una menor, una circunstancia que Traci narraría con pelos y señales en su autobiografía, un auténtico best seller  en el que destapaba muchos de los secretos del Cine X y que le hizo llegar a ser entrevistada por nada menos que por Oprah Winfrey.

Tras el huracán, Traci no se volvió a Ohio a cambiar de vida. Muy al contrario, fue el principio de todo, dado que se negó a ser un juguete roto cualquiera y llegó a recibir clases de interpretación de Lee Strasberg, el creador del conocido “Método”. Así nadie le jodería con su pasado y haría bromas fáciles y de humor negro sobre sus ¿dudosas? dotes artísticas. Es más, como rockera confesa, acabó participando en los coros de una canción de Los Ramones, cantó con Manic Street Preachers e inició sin comerlo ni beberlo una fértil carrera discográfica quizás más orientada al Techno-Pop.

Antes de que llegasen sus apariciones en Blade, Virtuosity o, por supuesto, Cry Baby, ésta última de la mano del inefable John Waters, Traci fue una especie de diva del cine de terror de Serie B. No en vano, el célebre Roger Corman quiso contar con ella para un remake de Not Of This Earth. Una vez más, sus pechos fueron también protagonistas, aunque no de una forma tan explícita y salvaje.

Por el camino nos la hemos vuelto a encontrar casi accidentalmente en papeles secundarios de series como Hercules o Mcgiver. Y puede que también en esas viejas cintas sin dueño que paseaban de mano en mano hasta terminar debajo de la cama en los impúdicos y a la vez inocentes años 90.  Hace unos años, fue madre de un hijo al que cuando crezca esperemos que no le pique la curiosidad y que jamás visite elhype.com o ingrese en un foro de nostálgicos del cine vintage. El resultado sería devastador.

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