Tras pasar por diversos festivales, el filme de terror coreano El extraño (Goksung) llega a las pantallas españolas. La cinta de Na Hong-jin dinamita el cine fantastique de su país con una mezcla de géneros loca, que acaba desembocando en una de las mejores historias de terror de la temporada. Se trata de una película que supera las dos horas y media de duración pero que pasa volando, con un frenesí absoluto en su puesta en escena, una intensidad emocional volcánica, y un ritmo trepidante que, ojo, deja con ganas de más.
Una buena manera de celebrar la llegada de El extraño, es repasar otros títulos coreanos de terror que pusieron su granito de arena en el resurgir del género. Estos cinco filmes de culto ponen los pelos de punta.
Whispering Corridors (1998)
Título que inicia la saga más conocida del terror coreano, coetánea a la explosión del j-horror. La primera parte de esta franquicia propone una reformulación del relato gótico y las películas de terror juvenil. Lo hace llevando las historias de fantasmas clásicas a un instituto de chicas, y añadiendo generosas gotas de angst adolescente muy de moda a finales del siglo pasado. Las mejores entregas de la saga son esta que nos ocupa y la siguiente, Memento Mori. Dos películas ricas en set pieces de terror bien conseguidas, que indagan en la pérdida de la inocencia y los ritos iniciáticos de sus protagonistas.
El otro lado del espejo (2003)
Excelente ejemplar de k-horror y uno de los filmes de género orientales más sugerentes de la pasada década. Su trama parece sacada de un episodio de terror de Cuentos asombrosos, y el tratamiento de la sangre y las muertes se fija en Dario Argento. Kim Sung-ho también guiña el ojo al Hideo Nakata de The Ring, pero lo hace con personalidad, ofreciendo su propia versión de las películas con espíritus asesinos y casas encantadas: en este caso unos grandes almacenes y una presencia maligna que vive dentro de los espejos. El otro lado del espejo fue objeto de un descafeinado remake americano firmado por Alexandre Aja.
Dos hermanas (2003)
Antes de dedicarse a dar nuevo lustre al thriller en películas-fiesta como A bittersweet life (2005) y Encontré al diablo (2010), y justo después de participar en la apañada antología de terror Three (2002), Kim Jee-woon dejó para siempre su impronta en el terror coreano, con Dos hermanas. Un filme de terror atípico, de una brillantez técnica apabullante, que utilizaba el género para contar la historia de una familia disfuncional. Con ecos de El resplandor (1980) de Stanley Kubrick y El otro (1972) de Robert Mulligan, Dos hermanas también fue víctima de un remake yanqui de chichinabo.
Spider Forest (2004)
Dirigida por Song Il-gon, el primer director coreano que consiguió un premio en el Festival de Cannes (se lo llevó gracias al cortometraje Picnic de 1999), Spider Forest es un rocambolesco pero sugerente puzzle de terror psicológico que juega con el tiempo y el espacio cinematográficos de forma libre. Il-gon plantea una interesante martingala temporal llena de enigmas, paradojas, e imágenes epatantes (ese bosque de las arañas donde las almas de las personas quedan suspendidas), en una historia que se mira en el espejo del Mulholland Drive (2001) de David Lynch.
Bedevilled (2010)
Una de las perlas de esta lista de terror coreano que conviene reivindicar y revisar con urgencia. Se trata de una especie de versión cruda y violenta, en clave korean gothic, de La isla desnuda (1960) de Kaneto Shindô. Una historia durísima sobre una joven con problemas mentales que sufre todo tipo de abusos en una remota isla coreana cercana a la costa, pero casi fuera de la ley. El último tramo de la película es una historia de venganza con un crescendo sangriento rico en simbolismos, que, además, nos recuerda lo peligroso que puede ser el hecho de sufrir una insolación. Para amantes de los tour de force del primer Kim Ki-duk.
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