La controversia está servida. En la actualidad, las Toy cameras son tan queridas como odiadas dentro y fuera del mundo fotográfico. Aunque tachadas de moda pasajera, estrategia comercial o fotografía menor, se consolidan humildemente como una alternativa de expresión contemporánea.
¿Y por qué seguir utilizando Toy cameras en el siglo XXI? Actualmente las aplicaciones fotográficas para móviles nos permiten llevar encima cámaras sencillas e infinidad de filtros que imitan las imperfecciones y textura de la película analógica. Sin embargo, el espíritu de las Toy cameras prevalece a la instantánea gratuita y efectista. A nivel técnico, ni por asomo se puede comparar un pequeño sensor de teléfono móvil a la riqueza y complejidad de un negativo fotográfico. Pero el concepto más importante está por encima del efecto. Se trata de la actitud entregada al proyecto y a su propuesta.
Actualmente existen en el mercado infinidad de modelos de Toy cameras, pero nos interesa centrarnos en el juego, no en el juguete. La propuesta suave, imperfecta y personal de la visión contemporánea de los fotógrafos que las utilizan como herramienta de expresión.
Alternated weekends es el proyecto que Warren Harold llevo a cabo a raíz de su separación y narra la relación con su hijo en espacios de tiempo fragmentados. 50 millas de distancia y fines de semana alternos. Una relación de amor paternal que lucha contra el olvido.
Daniel Grant comenzó su serie My Affair with Diana hace 10 años, justo cuando adquirió su primera Diana, la naturaleza inconsistente de sus imágenes fue su inspiración. La rara belleza creada por la baja tecnología y la visión contemporánea enfrentan en un diálogo interesante a una cámara única y a la forma femenina.
Mucho antes de la fiebre del selfie, Jennifer Henriksen ya utilizaba su cámara Holga con lentes de aproximación para mostrar sus series de autorretratos, un intento de despojarse de los detalles técnicos y llegar al corazón de las emociones y la identidad personal, explorando la imperfección y la capacidad de relación del espectador.
Después de 35 años dedicados a la fotografía comercial, Jim Rohan utiliza su cámara Holga, a veces con lentes de otras cámaras de plástico, como antítesis de todo su trabajo anterior, una reflexión sobre la consciencia del paso del tiempo y la necesidad de registrar los recuerdos fugaces, llenos de vida, entre todo el tiempo perdido.
Robert Holmgren centra su trabajo en las representaciones contemporáneas de la civilización, un universo plagado de formas, geometrías y sinsentidos, la magia y las particularidades de las Toy cameras unidas a magníficos encuadres. Imágenes poderosas por su sencillez y control.
No es el juguete, es el juego. No es el efecto, es la actitud. Encontrar la herramienta y hacerla tuya. Transmitir. Incluso con un pedazo de plástico.
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