Se ganó el favor del público en festivales, tenía todos los puntos para triunfar en las salas y, sin embargo, naufragó. Quizá recupere a su merecido público en el mercado digital. La última película de Edgar Wright sorprende positivamente sin bajar el tono desenfrenado de Zombies party (2004) y Arma fatal (2007). En realidad, ¿de