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El sexo del cerebro

En Sin miedo, Juan, Lifestyle 21 septiembre, 2015

Juan Solbes

Juan Solbes

PERFIL

Muchas de las explicaciones a los comportamientos diferenciales entre hombres y mujeres se justifican comprendiendo el funcionamiento de nuestro cerebro.

Hace unos años, después de una acalorada discusión sobre hombres y mujeres, me dejaron un libro para mi reflexión, y de paso, para entender el funcionamiento del cerebro femenino. Pasaron dos cosas: jamás devolví el libro y nunca pude pasar del primer capítulo.

Estos días he podido dedicar algo más de tiempo a reflexionar sobre determinados comportamientos que diferencian a los hombres y a las mujeres y me ha apetecido leer ese libro de Louann BrizendineEl cerebro femenino.

En él he descubierto que el cerebro masculino, a pesar de ser un 9% mayor en tamaño, cumple las mismas funciones que el de la mujer. Únicamente podríamos considerar menos de un 1% de diferencia en el código genético de ambos. Este tipo de diferencias justifica muchos comportamientos diferenciales entre los sexos, que en más de una ocasión son motivo de disputas y discusiones acaloradas.

Louann Brizendine

El hipocampo del cerebro femenino es ligeramente mayor y es ahí donde se registran los datos emocionales. Esto quiere decir que tras una discusión de pareja matutina por cualquier motivo, el hombre ni se acordará y pretenderá tener relaciones con su pareja, al final del día, como si nada hubiera sucedido. Por el contrario, la mujer se acordará de la discusión, seguramente, veinte años después.

Por otro lado, el número de neuronas espejo de la empatía en la mujer son mayores en número y en actividad, de manera que permite a las mujeres comunicarse mejor, incluida la expresión no verbal. Seguramente el hecho de tener que interpretar a un bebé que no habla ha permitido desarrollar esta capacidad porque yo nunca he tenido ni idea de lo que me han querido decir.

La hormonas tienen la misión de crear una propensión para la conducta por lo que a partir de la adolescencia, en que se generan la progesterona y el estrógeno, evidencian cambios en las mujeres que hacen que cada día sea distinto. Quizá por eso nosotros somos incapaces de entender esos sube y baja de muchas mujeres, en sus comportamiento cotidianos.

En definitiva, muchas de estas afirmaciones consiguen tranquilizarme sobre ciertos comportamientos que en mi género me resultan muy comunes. Nunca he visto a una mujer pescando, sin embargo, he visto a miles de hombres con una caña en la mano horas y horas sin hacer nada. También he visto a muchos hombres zapeando delante de la tele y a sus parejas acercarse y preguntar, qué estas viendo y escuchar la respuesta: nada. Esa misma respuesta que cuando nos preguntan mil veces qué nos pasa cuando estamos serios, llorosos, cabreados, mudos: nada.

Me he dado cuenta de que los comportamientos masculinos incluyen siempre la consecución de objetivos importándonos mucho menos el proceso hasta llegar al mismo, sin embargo, las emociones femeninas se manifiestan en un disfrute de los procesos en su globalidad.

¿Porqué discutir por tener los ojos verdes o azules?

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