Ojo por ojo: fotografía a través del visor

Fotografiar como el ojo lo ve, no lo que el ojo ve. La fotografía a través del visor es otro de los bellos encuentros entre la tecnología digital y las viejas cámaras del siglo pasado.

Tras la siglas TTV (Through the viewfinder) encontramos esta divertida e inspiradora técnica fotográfica, consistente en fotografiar la imagen que se reproduce en el visor de la cámara. Entre finales de los años 40 y el principio de los años 60, se hicieron muy populares los modelos de cámaras de objetivos gemelos. Su novedosa particularidad residía en que se podía ver, enfocar y encuadrar desde su visor, situado en la parte superior de la cámara.

Aparte de los modelos profesionales, una inmensa gama de cámaras destinadas a fotógrafos amateur, niños y domingueros de campo y playa inundaron el mercado. Modelos con mecanismos sencillos y grandes visores que pasaron de la gloria al olvido en unas pocas décadas.

© Tony Kemplen

¿Cómo se puede disparar a través de un visor con garantías? Una vez ajustada la distancia entre el objetivo de nuestra cámara y el visor, se fabrica artesanalmente con algún tipo de cartón o material plástico una especie de caja donde queden sujetas por ambos lados nuestras dos cámaras. Esto nos ayudará a evitar cualquier entrada de luz y manipularemos un solo objeto con nuestras manos.

Kodak Duaflex, Argus 75, Ansco Rediflex, son los nombres de algunos de los modelos de cámaras más utilizadas por el tamaño de su visor, su bajo coste y sus visores de plástico, que los años han convertido en irrepetibles. Pero existen infinidad de posibilidades, tantas como modelos de cámaras existen, visores cuadrados, rectangulares, oxidados, impolutos, que nos ayudaran en la composición.

El fotógrafo Russ Morris lleva años fotografiando a través del visor. En su web además de poder ver su trabajo, podemos leer un amplio tutorial que no nos podemos perder sobre esta técnica.

© Beth Maciorowski

Todo aquel que ha mirado alguna vez por el visor de una cámara ha sido consciente de su extraña magia, la visión limitada, las marcas y signos del encuadre, la suciedad y polvo que se acumulan en él con los años. Una representación particular de nuestro mundo, singular y única. Por tanto, ¿por qué no inmortalizarla? ¿por qué no mostrar lo que vemos y cómo lo sentimos? Nuestras cámaras olvidadas vuelven a una segunda nueva vida y se convierten en el espejo de nuestro universo.